Dublim, San Carlos.

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Tenia que partirse el ultimo cuadro justo cuando iba a guardarlo, mi madre ha estado estresada, esta ultima semana con la mudanza y todo lo demás, así que era mejor que yo mantuviera distancia con ella. Es lo habitual, lidiar con ella a veces puede ser un verdadero martirio. Ya había terminado de empacar hasta el ultimo libro, cuadro y cualquier cosa que me haga sentir en casa.  Al momento de irnos, Caroline me dijo que necesitaría tiempo para olvidarse de Frank, su odioso novio. Para mi madre no solo era importante su empleo y él. Bueno, yo también lo era... Pero detesto cuando me hace sentir menos. 

-Caroline-dije un poco entrecortada.-¿en verdad debemos irnos?.- Me miró con señal de sentencia, de no preguntar nuevamente, pero en serio, no quería irme. Frank me miraba de una forma extraña, casi siempre le decía alguna que otra palabrota, no se, quizás por que a veces sentía que me miraba con esa lujuria que ni yo misma podía comprender.. 

Al cabo de unos minutos ya estábamos en el maldito auto de Frank directo al aeropuerto, todo giraba alrededor de ese hijo de puta. Cuando llegamos al aeropuerto compramos los boletos de avión, Frank se despidió de mi madre, mientras que yo solo miraba los aviones despegar para no ver la nefasta escena de amor que me daba ganas de vomitar. Mi madre me pidió que me despidiera de Frank de buena forma, pero como yo soy tan caballo loco, nunca le hago caso. -Adiós-. Fue lo único que alcance a decirle, el me miro y dijo -Igual preciosa, que estés bien.- Guiñándome el ojo sin que Caroline se haya dado cuenta, le devolví el gesto con el dedo del medio. 

Mi móvil sonó entre mis desgastados jeans-Hola, quien habla?dije un poco extrañada. -¿Mer?... -La llamada se corto con esa voz que no sabia quien era, todo era tan confuso, y ahora quedaría con la duda. Una voz se oyó diciendo "pasajeros del vuelo 756 por favor dirigirse al avión, ya esta a punto de despegar..." sacándome de mis pensamientos mi madre llamándome y esa fastidiosa voz, dando el segundo llamado de abordaje.. El vuelo fue rápido, me quede dormida durante todo el trayecto, hasta que me desperté de golpe, oyendo a la azafata, "Bienvenidos a Dublim, esperamos que su vuelo haya sido de su agrado.." Al salir el jefe de mi madre estaba esperándola en el aeropuerto como habían quedado, me miro y me dijo. -Mérida Robinsons, como has crecido querida, que edad tienes ahora, ya terminaste el bachillerato, cuéntame de tu vida.- Lo mire con educación un poco hipócrita, pues venia bastante cansada como para estar hablando mierda, lo único bueno es que él es mi padrino, el le dio trabajo a mi madre, desde que mi padre se fue, no he sabido nada de el, así que el ha sido como una imagen semipaternal. 

-Sr. Robert pues si, soy ya mayor de edad, cumplí 18 el 26 de octubre, ya termine el colegio y ahora estoy pensando en entrar a la universidad, y pues ya que no conozco a nadie y me toca empezar de cero, espero contar con su ayuda.- dije con tal tono de hipocresía que no podía con tanto, y Caroline lo sabia.

-Mer, puedes decirme Padrino, no tienes que ser tan educada, yo se quien eres de verdad, se que siempre te he mantenido en una linea muy estricta, pero ahora estas en mi ciudad, y quiero que te sientas bien. -me dio una leve sonrisa y su voz era cálida, lo que me dio un poco de confianza. Mi móvil volvió a sonar, -Espero verte pronto, te quiero..-  Fue la misma voz, pero fue un correo de voz, no quería prestarle atención, sentía que me estaban vigilando, ¿como es que sabían que ya había llegado? ¿sera que me estoy volviendo loca? 

El día pasó muy rápido, ya habíamos llegado a la casa nueva, mi padrino me regalo un móvil nuevo, bastante avanzado en tecnología, supuesta mente como obsequio de cumpleaños y bienvenida. -Quiero que te sientas a gusto aquí- Dijo. -Gracias Rob- dije con un poco de gracia. 

-He conseguido un cupo para ti en la Distrital University of Dublim. Espero que aproveches la oportunidad..- Eso me dejo pasmada, no tenia idea de que me resultara tan fácil todo, el hecho de cambiar de ciudad, pues cuando vivíamos en Ontario las cosas solían ser mas apretadas, pero yo vivía  feliz y tranquila, de pronto vengo aquí y me llenan de lujos. Sin duda alguna no le daría a espalda a las oportunidades que la vida me estaba dando. La puerta sonó dos o tres veces, abriéndose, entró un joven de unos 21 años, alto, complexión medio, ojos cafés claros y cabello ondulado y piel morena clara, mirándome con cara de extrañeza, camino hacia mi padrino pidiéndole las llaves de su carro, por el trato que se daban, intube que podría ser su hijo. Cuando el chico se fue, todo se quedo en silencio por un rato, así que me atreví a preguntar; -¿Es tu hijo?

-Si. respondió.

-¿Como se llama? 

-Ezequiel. 

-¿donde  y que estudia?

-Derecho, y estudia en la misma universidad que tú. 

-Entiendo.. 

-¿Te ha gustado?

-¿QUÉ? ¡NO!  ¿porque insinúas eso? eso me molesto mucho, ¿como se atreve a decir que ese extraño podría gustarme?  

-Pues, me has hecho un sin fin de preguntas  acerca de Izi, y pues pensé que te había gustado.

-¿Izi? ¿porque le dicen así? 

-Su madre le dice así, y yo, pues me acostumbré también; bueno solo sus allegados le dicen así... sentí a Rob hablar con tristeza, así que decidí no entrometerme mas. -Necesitas algo? ¿Agua? dije, tratando de despejar su agotamiento. 

-Sí, con un toque de limón, por favor. Dijo él. 

-Okey. respondí. 

-Aquí tienes, Rob. dije al cabo de unos minutos. -Gracias, Mer.- dijo. -por cierto, mañana te presentaré a alguien para que te puedas movilizar en la ciudad en lo que te acostumbras a ella. 

-Esta bien.. -Lo abracé. 








El AMOR Y OTRAS DROGAS.Where stories live. Discover now