Pasión Lobuna

1. Mark y Georgiana son amantes

 El viento agitaba con suavidad sus cabellos pelinegros, una sonrisa enorme alumbraba su rostro mientras esperaba con paciencia junto a la carretera. Se levantó de la roca en la que estaba sentada cuando escuchó un auto acercarse y en cuanto vio aquel jeep tan conocido su corazón comenzó a latir con mayor rapidez.

El jeep se detuvo frente a ella, y la puerta se abrió dándole paso a su conductor.

— Georgiana. —El hombre pronuncio su nombre con adoración y ella solo pudo sonreír más ampliamente. —Georgiana. —Quitando su sombrero, él se acercó hasta la pelinegra y la estrechó entre sus brazos con cariño.

[...]

— ¿Georgiana? —El morocho preguntó manteniéndose acostado en su cama.

— Sí, Georgiana, nuestra querida hermanita Georgiana ¿eh? —El castaño hablaba con un tono de molestia. —Zayn, te digo que la muy lista comienza a sacar sus uñas, y por su cuenta y riesgo corre a boca del lobo. ¿Cómo la ves, ah? —El alfa mayor expresó sintiéndose todavía enojado.

— A ver, a ver, a ver, ¿qué dices, hombre? no te entiendo. —Zayn se levantó con pereza de su reconfortante cama mientras hablaba.

— Que ese hipócrita está buscando lo que no se la ha perdido. Eso si lo entiendes ¿verdad? —De nuevo el alfa castaño dijo con mayor irritación.

— Ay, exageras, Shawn. No sé qué tienes contra la pobre de Georgiana. —El alfa pelinegro volvió a recostarse y cubrirse con su almohada para volver a dormir.

— ¿Vas prestarme atención, gran imbécil? —El castaño regañó quitando la almohada que anteriormente Zayn había tomado. —¡Te digo que se ve en secreto con un alfa! —Shawn subió el volumen de su voz con enojo.

— ¡¿Con cuál alfa? Yo nunca la he visto, ni siquiera ha llegado con el olor de ninguno. —El alfa menor también gritó ya cansado de que no lo dejaran seguir durmiendo.

— Claro, porque tienes la cabeza en no sé dónde y no sabes ni en dónde estás parado, y tampoco te importa lo que haga o deje de hacer, pero el caso es que nuestra pequeña y querida hermanita Georgiana ya tiene un amante ¡¿Lo oyes?! ¡Ya tiene un amante! —Shawn sonaba escandalizado con la idea de su hermanita omega saliendo con alguien.

Zayn por fin se levantó de su cama con irritación y fue al pequeño baño de la casa para lavarse la cara antes de responder a su hermano mayor.

— A cualquier cosa lo llamas amante. No puedes ver que esté hablando con los hijos de los vecinos, porque enseguida comienzas a levantarle cuentos. —El morocho dijo mientras terminaba de secar su cara y buscaba su espuma de afeitar.

— Zayn, no es ningún cuento. —Shawn entró al baño también ya vestido con sus pantalones vaqueros y su camisa abierta.

— Ah, ¿no? —Zayn desafió con la espuma a medio poner.

— Ni se trata de los vecinos, ni del muchacho que trae la leche, ni del zapatero que cada vez que la ve pasar le dice cantidad de barbaridades. Te digo que se trata de un desconocido con el que se anda enredando desde hace tiempo. —Shawn seguía teniendo aquel tono molesto en su voz.

— Ah, sí, sí, eso no es cierto, Shawn. —El alfa pelinegro no creía las palabras de su hermano.

— Ahorita debe estar con él. No sé en dónde, pero seguro está con él. Se está descarriando, hombre. La muy sinvergüenza está haciendo lo que le viene en gana.

[...]

Georgiana había subido al jeep con aquel hombre de cabellera casi completamente blanca. El camino hasta su destino había sido silencioso, pero era uno cómodo en el que ella se sentía a gusto. Se había acercado lo más posible al lado del copiloto y abrazaba con suavidad el brazo de aquel alfa.