6. Los nuevos obreros

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El clima era caluroso en Florida pese a que era de noche, había estrellas en el cielo y todo parecía el escenario perfecto en aquella casa. Louis, pese a ello, no se sentía para nada cómodo, sentía su piel pegajosa pese a tener una camisa blanca ligera que hacía juego con sus shorts. Solo podía pensar en lo mucho que deseaba escapar de su vida, ya no soportaba a ese alfa que era su marido, así le costara la vida, nunca se dejaría marcar por él. Así que en cuanto notó que salía de la piscina, él se levantó de su lugar.

— Sí me disculpan, me voy a descansar. —Llevó su limonada con él, yendo hacia el interior de la casa, no tenía ganas de soportar a Duncan.

— ¿Problemas con él? —El alfa preguntó a su suegra cuando el menor se fue.

— Sigue alterado por lo que le pasó. No se comporta como un omega normal. —Jennifer dijo, pasándole una toalla a Duncan para que se secara. —Voy a llevarlo donde un psiquiatra, eso es lo que necesita.

— Ya no insista más, no hay caso. —Duncan secó rápidamente su cabello, mostrándole una mueca a la omega. —Tal vez la solución sea el divorcio.

— Eso ni lo digas, Duncan. —Escandalizada respondió Jennifer.

— Jennifer, usted no se imagina mi situación. —Habló con severidad. —Nuestro matrimonio fue por conveniencia, es cierto, pero yo amo y deseo a Louis sinceramente. Es un infierno compartir la cama con él y no poder tocarlo. —Tragó saliva duramente antes de continuar. —Sobra decirle que... me veo obligado a buscar en otros omegas lo que con él me falta.

— ¡Por dios, Duncan! —Saber aquello la había sorprendido, pero al mismo tiempo podía entenderlo, su conclusión era que su hijo tenía la culpa.

— Se lo digo ahora para que después no me critique si me encuentra en compañía de otro. —Levantó un poco la voz para sonar más autoritario. —¿Cree que esta situación pueda continuar por mucho más tiempo?

— Calmémonos ¿sí? —Jennifer tomó una bocanada de aire en busca de mantener la cordura. —Quiero que tengas en cuenta que tú nos necesitas a nosotros tanto como nosotros te necesitamos a ti.

— Sí, si me separo quedo en la cochina calle porque no tengo ni un centavo, pero... estoy desesperado.

— No te vas a separar. Yo te quiero como a un hijo y confío en ti. —La omega era firme en cada una de sus palabras. —Muerto Mark, vas a tomar el lugar del alfa de la casa. Las cosas van a mejorar Duncan. —Jennifer dejó salir un suspiro y le mostró una sonrisa cálida. —A Louis se le olvidará su tragedia y se convertirá en un buen omega. A pesar de todo, él te quiere, de verdad te quiere.

[...]

— Afortunadamente no es un herida muy profunda. —Rosalie comentó pasando un algodón por la espalda del alfa. —¿Te duele?

— Lo que más me duele son los gritos de ese viejo desgraciado. —Zayn dijo con molestia y sin quejarse ni un poquito por la herida abierta en su espalda.

— Imagino lo que piensas de mí, Zayn. —Su voz sonó apagada, al igual que su aroma a malvaviscos se hizo un poco amargo con la tristeza.

— No doy crédito a las palabras de un viejo despechado. —El morocho se dio vuelta, quedando cara a cara con la omega. —Yo sé que solo quería ofenderte, Rosalie.

— No, Zayn, nada de lo que dijo es mentira, todo es cierto. —La castaña se alejó del toque del alfa. —Zayn, te advertí que te escandalizarías conmigo, así que sí me juzgas mal, tranquilo, puedes hacerlo.

— No puedo juzgarte sin tener derecho. —Zayn se levantó de su lugar y se acercó a ella. —Yo no te mantengo ni te doy nada. Lo único que te ofrezco son problemas, y los vas a tener si ese viejo te quita su apoyo.

Pasión LobunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora