Pasión Lobuna

2. Se descubre el embarazo

Un bonito castaño en compañía de un bonito rubio, paseaban sobre sus caballos mientras mantenían una conversación.

— Te digo que mamá y papá están disgustados. —El rubio habló mirando a su hermano mayor. —¿O no te diste cuenta de que él no durmió en su cuarto? Amaneció en la sala.

— Seguramente se molestó por la fiesta, a él no le gustan, Niall. —El mayor mantenía su tono serio, no queriendo darle mucha importancia al tema.

— Ojalá cambie de opinión, porque a nosotros nos conviene que venga gente a la casa, especialmente alfas jóvenes. —Una sonrisa coqueta se instaló en el rostro del rubio.

— Te mueres por conseguir novio, ¿no es cierto? —El castaño le devolvió la sonrisa, sosteniendo su sombrero para que no se escapara con el viento.

— ¿Y tú no? No me digas que no te agradaría pescar un alfa bien parecido. —A Niall le brillaban sus ojitos azules con picardía.

— Soy consciente de que no soy tan lindo como nuestro hermano Louis y de que no llamo la atención de los alfas, mucho menos de los betas u omegas. —Los ojos marrones del castaño se apagaron por un momento, pero después sonrió un poco. —Bueno, pues dios dispondrá, después de todo, matrimonio y mortaja del cielo baja.

— Bueno, pues yo si espero que baje primero el matrimonio, yo sí me quiero casar. —El rubio volvió a sonreír, imaginando la boda que quería para él.

— Niall, ¿piensas que el matrimonio hace la felicidad? Mira a Louis, no parece contento. Él trata de disimular, pero no se la lleva nada bien con Duncan. —Ambos muchachos miraron unos metros más allá, donde la pareja parecía estar hablando.

—No quiero ir a esa reunión, Duncan. No sé por qué no lo entiendes—Louis dijo mientras acariciaba a su caballo.

— Tienes que acompañarme. No voy a presentarme en esa reunión sin mi esposo. —El pelinegro se había bajado de su caballo para acercarse al omega.

— ¿Y tienes que ir a todos lados conmigo, Duncan? —El ojiazul se cruzó de brazos, mirando a su esposo con molestia.

— ¿Te gustaría que fuera solo? ¿A buscar a otros omegas? —Duncan lo miró con superioridad, —Te advierto, existen muchos que con gusto ocuparían tu lugar.

— Ah, ¿me estás amenazando? —Louis utilizó el mismo tono.

— Me obligas, porque a veces pareces olvidar que estás casado conmigo. Sobre todo, en la intimidad de nuestro cuarto. —Duncan parecía bastante molesto con la situación.

— ¡Nos cansamos de pasear! ¡Regresamos a la hacienda! —Escucharon la voz del omega castaño.

— ¡Cómo quieran! ¡Nosotros nos quedamos un poco más! —Duncan respondió, despidiéndose de ambos omegas con una sacudida de manos a lo lejos. —Está bien, Louis, no voy a llevarte a rastras porque no soy tu verdugo. —El alfa habló en un tono más suave. —Pero en ese caso, me obligarías a hablar con tu mamá para definir esta situación de una vez por todas. ¿Quieres que se entere de los secretos de nuestro matrimonio?

— ¿Te atreverías? —El omega también cambió su tono de voz por uno más sumiso.

— Tal vez convenga. Jennifer no es tan flexible como yo, y posiblemente te haga entender por la fuerza tus obligaciones como omega. —El pelinegro sonaba bastante seguro de sus palabras.

— No, no hay necesidad. Yo voy a hacer lo que tú digas. —Respondió Louis después de unos segundos, a sabiendas de lo que su madre era capaz de hacer.

[...]

Desde la ventana de su habitación, vio a la pareja bajar de sus caballos. Su bonito nieto fue abrazado por la fuerza por aquel alfa que no le agradaba para nada. Dejó salir un suspiro y se alejó de aquel lugar.