Porque...

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Encerrado en una habitación oscura, donde la única luz que llega lo impacta en la cabeza. En las tardes, el sol antes de irse a dormir se dedica a torturarlo. Tiene cadenas en sus muñecas y arropeas en sus pies, además de un collar de acero alrededor del cuello; no puede moverse ni tiene ganas de buscar algún escape. Ha hecho muchos planes pero ninguno logra convencerlo, así que sólo espera.

Se mantiene quieto hasta la próxima visita de su captor.

A veces se dedica a contemplar las paredes y otras veces cierra los ojos para ver escenas de su vida pasar como una película. Pero no es que este rendido, sólo está descansando, ha decidido aprovechar ese momento para pensar en su próxima acción. Ahora esta confundido, se siente atrapado; pero no de manera física, él siente que está dentro de un laberinto imaginario. Sin poder decidir el siguiente paso en su vida, como si de un momento a otro aquel amor que les proclamaba a los humanos hubiera desaparecido. Y es que siente que ya no está en su interior.

Ahora puede dividirlos y juzgarlos por sus acciones. Y eso está mal, porque Izaya no juzga, son los mismos humanos los que se juzgan unos a otros e Izaya aprovecha ese momento para venderles utopías de justicia. Para enredarlos entre miles de sogas hechas de palabras que al final terminan por ahorcarlos. Y es que Izaya no los condena, él les presenta opciones y son ellos mismos los que deciden condenarse. Izaya sólo hace suposiciones, nada impide que sean falsas.

Son los mismos humanos los que se dejan llevar por su ambición, por sus esperanzas, por sus adicciones. Aunque Izaya sea el creador, nada les quita algo de culpa a los humanos.

Pero ahora Izaya no se siente como se debería sentir. En otra ocasión ya hubiera escapado. Sin embargo ahora lo único que hace es preguntarse por qué ayudo a Misha a escapar a cambio de dejarse atrapar. Cree que no sólo es cosa del momento, en realidad lleva mucho tiempo pensando en ello; sobre todo desde que Shizuo lo descubrió en pleno celo. Pero hay algo más detrás de todo ello, algo que él mismo se niega a recordar y cree ignorar con éxito.

Incluso ahora, su presencia en ese lugar es un vago entretenimiento. E Izaya lo sabe. Él sabe que su estadía en ese lugar llena de una falsa calma al Alfa. Pues ahora Shiki cree que tiene el poder y nada le impedirá realizar aquella fiesta.

Izaya mira las esposas en sus manos y temé por la cadena en su cuello. Ahora Shiki tiene su vida omega en sus manos.

_ Abre la puerta - escucha la voz de Shiki y baja la cabeza. Espera hasta que la puerta sea abierta y presta mucha atención a los pasos de su captor. Cuando ve sus relucientes botines marrones cerca a los grilletes en sus pies se siente un poco vulnerable - ¿Estas disfrutando de tu estancia, Izaya?

_ Igual que usted Shiki, el placer que me brinda estar en este lugar es el mismo del que usted disfruta confiado, afuera de estas puertas. Pero tenga cuidado que en cualquier momento alguien puede traicionarlo; y sería una gran pena que volviera a sucederle - Izaya lanza una mirada a uno de los guardias que lo acompañaba. Y aquello genera desconfianza en Shiki aunque aún no la siente; pues la duda ya fue implantada y será suficiente un error para hacerlo entrar en paranoia.

_ Ya tengo el lugar perfecto para ti. Pero será una sorpresa - llama a uno de sus hombres con la mano y el hombre le entrega una mascada. Shiki la coloca sobre los ojos del pelinegro y él se deja cegar como única opción.

Luego las cadenas caen y sabe que ya no está ligado a la pared. Su cuerpo se siente menos pesado pero las cadenas en sus manos y pies continúan en el mismo lugar. Y no puede escapar porque no son simples cadenas; y al primer movimiento equivocado lanzaran choques eléctricos a todo su cuerpo.

Así que el pelinegro se levanta del suelo y se deja guiar por los guardias hasta un lugar que aún no conoce y que sabe que pudiera ser el último. Pues Shiki tiene dos opciones e Izaya espera que no elija la que lo condena.

Izaya... ¿Qué Ocultas? (Shizaya) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora