La propuesta de Gaara

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REGRESA A MI

Capítulo 8: La propuesta de Gaara

Por Okashira Janet

—Tenemos que irnos. —Shikamaru dio un suspiro, se había despedido de manera apresurada de Ino y ahí, a punto de entrar la noche, hablaba en penumbras al resto de los integrantes del equipo quienes semejaban sombras borrosas, casi espectros.

—Lo lamento... —Kiba soltó un suspiro y acarició el pelaje de Akamaru quien lloriqueó en respuesta.

—No es tu culpa Kiba. —Sakura se apresuró a aclarar—. Somos un equipo, esto lo decidimos todos juntos.

—¡Ci-cierto Kiba-kun! —Hinata juntó ambas manos apretándolas con fuerza, a pesar de que amaba a Naruto con todo su corazón y pensamiento no se arrepentía de la decisión que había tomado hace dos años y medio y de volver a requerirlo sabía que volvería a hacerlo sin dudar.

—¡Kiba-kun nuestra llama de la juventud arde en sincronía! —Lee alzó un puño al aire intentando quitar un poco la tensión que se respiraba en el ambiente, no le gustaba que negros pensamientos se anidaran en el corazón de sus amigos, porque ellos eran las personas más importantes para él.

—Gracias chicos. —Aún con la cabeza gacha el castaño sonrió de medio lado y Sakura que estaba a un lado de él le dio un ligero golpecito en el hombro para animarlo.

—Debemos partir hoy. —Shikamaru volvió a tomar la palabra—. Teníamos que ir a Suna de todas formas y quizás un tiempo fuera nos aclare las ideas. —Mientras hablaba giró a ver a Sai que hasta ese momento se había mantenido en el más completo silencio. Aquello no era fácil—. Sai entre Ino y yo... no es lo que crees, puedo asegurártelo.

—Olvídalo Shikamaru. —El ex ANBU giró hacía él sonriendo, una de sus sonrisas que no se podía saber si era falsa o verdadera—. Fue un error mío el dejarme llevar por mis emociones, no volverá a suceder.

—¿Y si lo intentaran? —Kiba habló despacio, casi como un susurro. Un pensamiento que era suyo o quizás no, siempre era confuso saberlo.

—¡No te condenaríamos jamás a algo así! —Sakura exclamó tajante.

—¡Los que se están condenando son ustedes! —Los ojos del muchacho brillaron en la oscuridad— ¡De haber sabido que las cosas serían así...!

—¡Kiba-kun! —Hinata se aferró a él, Kiba pudo sentir sus delgados brazos rodeando su cuello, su grácil cuerpo pegándose al suyo y el dulce aroma que despedía su cabello—. Kiba-kun no digas eso porque yo... yo moriría de pena. —Los ojos opalinos parecieron humedecerse y él giró la mirada a otro lado, podía soportar muchas cosas pero algo a lo que no se podía enfrentar era a una mujer llorando, cortesía de Shikamaru según parecía.

—Olvidemos esto por nuestro bien, —el Nara se masajeó la frente—, no tiene caso volverlo a sacar a colación, habíamos llegado a un acuerdo y todos coincidimos en que era lo mejor.

—Sí. —Los cinco restantes respondieron al unísono.

—Bien. —Shikamaru suspiró—. Entonces a Suna.

—A Suna. —Hinata repitió despacio y los ojos de Kiba brillaron.

—A Suna. —El muchacho desordenó el pelaje de Akamaru y el can sacó la lengua feliz.

—¡A Suna! —Sakura guiñó un ojo y levantó el dedo pulgar al tiempo que los demás reían. Sai cerró los ojos aspirando el aire con fuerza, eso era lo que él en realidad quería, eso era lo que en verdad le importaba, un grupo de gente que lo aceptara, que lo reconociera... que lo quisiera. Era lo único que había querido siempre.

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