El jutsu prohibido

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REGRESA A MI

Capítulo 11: EL JUTSU PROHIBIDO

Por Okashira Janet

—¬Hinata, debemos decírselos. —Kiba colocó con firmeza su amplia mano en el hombro de su amiga.

—Pero... —Hinata balbuceó.

—¡Ataca! —Como una película antigua que avanzara lenta, muy lentamente, la arena de Gaara tomó la forma de un puño, el rasengan de Naruto incrementó de tamaño, girando violento en su mano.

—Formación 3 de defensa y desarme. —La voz seca y autoritaria de Shikamaru resonó y antes de que Naruto pudiera reaccionar sintió un agudo dolor en la mano, luego algo oscuro le nubló la visión y finalmente se encontró en el suelo con los ojos fijos en el cielo, Gaara estaba tirado en las mismas condiciones a su lado, con los ojos fijos en las nubes sin delatar sorpresa, incomodidad o extrañeza, simplemente una calma total.

—¿Qué? —El rubio sacudió la cabeza contra la tierra intentando despejarse.

—¡Naruto-kun, Gaara-san!, ¿están bien? —Escuchó la voz desesperada de Hinata y algunos murmullos ahogados "Creo que nos pasamos" y "¿cómo es que llegaron tan pronto?"

—Hinata-chan... —Naruto parpadeó, se había golpeado muy fuerte la cabeza y era claro que le dolería bastante intentar incorporarse.

—Naruto-kun. —Hinata le tendió una mano que él sujetó con tiento, pese a las circunstancias sintió un cálido calor circular a través de sus dedos.

—Su pelea es una tontería. —Firme e impulsiva, como siempre, Sakura puso ambas manos en su cintura y soltó un hondo suspiro, estaba realmente cansada, Sai y ella habían pasado la noche entera corriendo para alcanzar a Naruto y a los demás, ¿y que se encontraba al llegar? a su mejor amigo enfrascado en una pelea con el mismísimo Kazekage, de verdad que el Uzumaki no cambiaba.

—Ow... —Sobándose la cabeza Naruto se soltó de Hinata, apretó los dientes por el dolor y le tendió una mano a Gaara para ayudarlo a incorporarse.

—Ah. —El Kazekage no dijo más y aceptó la ayuda, después de todo Naruto siempre sería Naruto.

—He decidido decírselos. —Kiba se cruzó de brazos, su semblante firme.

—¡Pero...! —Asustada Sakura abrió grandes los ojos—. Nosotros lo prometimos, prometimos que...

—Las cosas no salieron como las planeamos, —Kiba frunció el ceño—, se nos salieron de control.

—Kiba-kun, lo siento tanto, —Hinata bajó la mirada—, yo no quería...

—¡Basta Hinata! —Kiba cerró los ojos, en su semblante una expresión de rudeza—. Mil veces te he repetido que esto no es tu culpa.

—Kiba, no le hables de esa manera, —La voz de Shikamaru fue tensa—, sabes que solo está preocupada por ti.

—¡Todo el mundo se preocupa por mí! —Kiba explotó abriendo los ojos que por un momento parecieron brillar rojos de ira— ¡He vuelto desgraciadas a cinco personas y ni siquiera lo pedí!, ¡si así iban a ser las cosas debieron dejarme morir hace dos años!

—¡Kiba! —Hinata lo sujetó por la manga de la sudadera, pero Kiba no giró a verla, fingiéndose ajeno a las lágrimas que se empezaban a formar en los ojos de su compañera—. Pe-perdóname, yo fui egoísta, no podía dejarte ir porque yo...

—No me amas y nunca me amaste. —Kiba tomó su mano y separó lentamente sus dedos de su ropa, para todos fue un momento incomodo, pero para Naruto, que vio la expresión desolada de Hinata, fue como un golpe en el estómago.

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