El timbre de la puerta de entrada había sonado, los tres muchachos que se encontraban organizando algunos papeles para su mayor se asombraron, no era muy común que tocaran el timbre de aquella mansión.
—¿Será Zalgo?— preguntó un chico de sudadera amarilla levantándose del lugar donde estaba sentado.
— Zalgo abriría sus típicos portales a la oficina del jefe.— contestó el chico de la máscara.— Toby ve a ver quien es — Comando el joven.
Toby no puso resistencia ante tal petición, camino hasta la puerta sin preocupación abriéndola, encontrándose con una extraña carta, el rostro del joven miro con duda la carta.
—No es nadie, solo hay esto —dijo el joven de gafas, mientras caminaba nuevamente al sillón con aquel papel en alto en sus manos.
Masky tomo el pedazo de papel para investigarlo, el rostro del mayor expresaba duda para sus compañeros al leer el remitente.
—Es de Zalgo — Expresó confundido.
Los tres no esperaron más tiempo y se dirigieron al despacho de su jefe, en el camino expresaban su confusión al ver una carta del hombre del infierno. ¿Desde cuando Zalgo escribía cartas? Eran unas de las preguntas de tantas que pasaban por sus cabezas.
Las horas pasaban y el chico no dejaba de pensar en lo que Jane le había dicho, dejando de lado la pequeña discusión que habían tenido. El chico de la sonrisa quería dejar de pensar en todas las cosas que han estado aconteciendo, se encontraba tan encerrados en sus pensamientos que olvido que se encontraba en la altura de un árbol. Un mal movimiento lo hizo caer de espaldas pero algo o alguien había aminorado la gran caída.—¡Auch, mi espalda idiota!— Gritó la persona que se encontraba debajo de Jeff. El pelinegro se movió rápidamente saliendo de su espalda, aunque soltó una pequeña risa al ver quien era. Justo lo iba a ir a buscar, el destino lo había escuchado.
—Lo siento, me resbale.— Brindó su mano para que Jack la tomara.
—¿Crees que un lo siento me arregle la espalda?—dijo doliente, tomando la mano de Jeff para levantarse y comenzar a sobarse su espalda.
Una risa hizo que sus miradas se dirigieran a donde la escucharon, topándose con el chico rubio quien se encontraba a unos pasos de ellos tomándose su abdomen de reír tanto. Ambos jóvenes se miraron entre sí para luego comenzar una breve risada juntos.
—Escúchenme, hay un nuevo bar en el pueblo que vamos siempre, ¿les parece ir?— El de traje verde hablo tomando un respiro de sus carcajadas.
—Necesito despejar mi mente — Habló el pelinegro dando un gran suspiro.
—Que no se hable más vamos ahora, está anocheciendo así que no habrá problemas — dijo Jack, a la vez que comenzaba a dar unos cuantos pasos hacia el camino al pueblo, mientras que los otros dos marchaban atrás.
—Jane, sal de la habitación.— Nina golpeo nuevamente la puerta, sin recibir alguna noticia.— Slenderman dijo que quería hablar con todos nuevamente.—
La manija de la puerta se movió, Jane había abierto. Su ceño estaba fruncido y su mascara en su mano. Salió de su habitación colocándose su apreciada mascara en un costado de su rostro, se podían notar las quemaduras de su pasado, aun así a esta no le importo.
—¿Te encuentras bien?—pregunto la de mechón de color al ver la expresión de su rostro.
—Perfectamente — respondió con sarcasmo, odiaba que la tomaran como loca.
Ambas chicas se dirigieron a donde Slenderman había citado a todos, al bajar en la sala de estar, estaban la mayoría. Sus proxy's se encontraban al lado del hombre mayor como siempre, Zero se hallaba a un lado de Clockwork, Sally jugaba con su osito Teddy.
La joven pelinegra observó a su alrededor dándose cuenta de la ausencia de tres chicos. Jane golpeo suavemente a Nina con su codo, señalando los lugares restantes.
La chica de mechón solo levanto sus hombros indicando no saber nada de los jóvenes.
—¡Bien, ya llego por quien lloraban!—gritó la de vestido azul, bajando las escaleras. Todos miraron a la joven, quien tomo asiento dejando su arma en la mesa, un simple cuchillo de cocina, con el cual había matado a decenas de personas.
Slenderman aclaro su garganta, se mantuvo firme en sus pies mientras analizaba que palabras debería utilizar para no asustar a los presentes.
—¿Que es lo que tienes que decir, Slender?— interrogo Zero, se encontraba nerviosa ante tanto silencio.
—Zalgo nos declaro la guerra— respondió en un murmuro aunque fue oído por todos.
—¡¿La guerra?!— exclamaron las tres chicas al unísono, completamente desconcertadas. Para su sorpresa los proxy's habían leído la carta. La cual solamente tenia escrito unas simples palabras.
"Ven al infierno, arreglaremos nuestros asuntos"
Un repleto silencio inundo la sala, cuando Masky leyó la carta en voz alta. Alice soltó una sonora risada, llevando toda su atención a ella.
—¿Zalgo? No me hagan reír, el ya debe de estar muerto por las manos de nuestra reina — dijo la chica. Alice se puso de pie de su asiento tomando el cuchillo de la mesa, todos se pusieron en posición de ataque. La chica solo se movió unos pequeños pasos.
La pequeña Sally que se encontraba con su peluche sintió un fuerte jalón sintiendo el frio metal, vio hacia arriba y pudo ver como Alice la había tomado de su suaves cabellos para colocar su cuchillo en su garganta.
—Déjala Alice.— Ordeno el hombre de traje sacando sus largos tentáculos de su espalda.
—Juguemos a un juego, el primero que se mueva logra que le corte la garganta— Su rostro dibujo una gran macabra sonrisa.
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¿Mє αмαѕ σ Mє σɗιαѕ? [Fanfic]
Ngẫu nhiênUna nueva reina le arrebató la autoridad al más conocido rey demonio llamado Zalgo, llevando un deseo de venganza comienza a perseguir los pasos de una joven, que en su pasado la traicionó. La joven había jurado venganza por sus seres queridos y é...