¿Mє αмαѕ σ Mє σɗιαѕ? [Fanfic]

4

—No Alice, no eres nuestra amiga y nunca lo vas a ser — Respondió Zero.

La mencionada anteriormente solo les brindó una risa sarcástica y continuo su camino marchándose de la habitación, el grupo de chicas ya se les había ido la diversión, así que, decidieron irse hacia la ciudad para despejarse un poco. Bajaron las escaleras, a punto de irse escucharon una suave voz.

—¿A donde van?— La pequeña Sally apareció antes que estas abandonaran la mansión.

—Vamos a salir a despejarnos un rato pequeña.— Jane se agachó a la altura de la niña mientras le respondía.

—¿Puedo ir?— preguntó con su tono característico, inocencia.

—Si, claro pequeña.—Jane tomó a Sally y la coloco arriba de sus hombros.

—No lleguen tarde y tengan cuidado.— dijo el hombre de traje caminando hacia la puerta.

—No lo haremos — Todas asintieron y dieron comienzo a su salida.

En una habitación donde se encontraban tres jóvenes, un chico con traje de Zelda conocido como Ben Drowned, el siguiente era Eyeless Jack el que cuando te veía te podría asegurar que te quedabas sin riñones y el ultimo el asesino más despiadado, Jeff the killer.

—¡Ya le dije todo, le pedí perdón y nada!— Exclamó el chico de pelo chamuscado desesperado.

—Obviamente te va a decir que no, no es nada lindo que te maten a tu familia al frente de ti.— El menor de los tres le respondió totalmente concentrado en su juego favorito "Street Fighter"

—Y bueno... Ben tiene razón.—El de la máscara azul apoyo su mano en el hombro de la sudadera blanca.

—Es que no entienden... De verdad estoy arrepentido—

— Si de verdad estas arrepentido entonces vas a tener que luchar mucho — explicó Jack

— Va a tomar tiempo, pero puedes lograrlo si te lo propones.— Termino Ben.

— Después de todo, estamos para apoyarte.—culminó Jack, ofreciéndole una leve sonrisa, se encontraba sin su máscara.

— Gracias... —Jeff estaba muy conmovido ante eso, aunque no muy feliz por las actitudes de Jane.

— Ahora empiecen a jugar nenas, para que pierdan contra mí — dijo el rubio entre risas.

— Claro, claro — Los dos jóvenes habían aceptado el reto del menor, comenzando a tomar los controles para jugar

El camino a la ciudad era demasiado lejano, tuvieron que caminar por muchos pueblos. Habían llegado a la gran ciudad después de tanta caminata para comenzar sus pequeñas travesuras.

—¡Que comience la pachanga!—Gritó Nina hacia sus amigas.

—Si, y ahora nos hemos quedado sin pachanga porque tu gritó ha ahuyentado hasta los animales — Bromeó un poco Clockwork, recibiendo una fulminante mirada de parte de la chica con una mecha coloreada.

Comenzaron a buscar su diversión, cada una tomando un sentido contrario a las demás. La joven de cabellos oscuro se había alejado un poco de sus compañeras con Sally en sus hombros. Camino hasta toparse con una oscura casa, estaba desolada y con bastante suciedad afuera. Todo parecía normal hasta que a lo lejos lograron visualizar una figura extraña, la joven le pareció buena idea ir hasta allí podría ser una buena victima.

—No creo que debamos de ir tía Jane.— La pequeña advirtió al sentir que la joven comenzaba a avanzar.

—No pasara nada si echamos un vistazo.— Habló la joven, tratando de dar tranquilidad a la menor.

La pelinegra se acercó suficiente a la casa consiguiendo que la extraña figura las visualizara empezando a correr en su cuatros patas, acercándose con una rapidez increíble. La joven rápidamente comenzó a correr con la pequeña, podía sentir sus pezuñas atrás de ella acercándose cada vez más.

La pelinegra visualizo una pequeña tienda de comestibles cerrada. Con la adrenalina y desesperación entro rompiendo una de las ventanas para esconderse detrás del mostrador. La joven abrazaba a la pequeña, tratando de controlar su respiración.

—Te dije que era malo.— Susurro Sally, su cuerpo estaba temblando.

Ambas sentían como la feroz criatura entraba a la tienda por la ventana abierta, camino en sus cuatro patas olfateando cada parte del lugar. Jane le sentía a algunos centímetros de ellas. La criatura se puso de pie completamente al frente del mostrador. Su aspecto era demoníaco, sus ojos eran rojos como el color de la sangre fresca cubierto por un cráneo de animal, su cuerpo era oscuro como la noche y sus pies no eran pies de humano, eran patas de cabras, era un monstruo salido de alguna película de terror.

«¿Que mierda es eso?»

Pensó Jane para así misma, a la vez que cubría los ojos de la pequeña. La criatura estaba al frente de ellas a punto de abalanzarse a ellas.

—¡Jane, Sally! Oh mierda... —grito una joven de mechón observando toda esa monstruosidad.