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¿El viaje vale la pena? Tal vez

¿El regaño vale la pena? Obviamente

¿Algo cambiará? No

La excusa que me invente para venir fue la más patética del mundo, pero eso ya no importa. Estas a cinco minutos de Seúl y creo que ya quiero vomitar.

¿Debí de avisarle a mis amigos que vendría? Tal vez... pero no se, ya no se quien soy, todo es tan confuso, como el polvorón blanco afuera de mi ventana.

-¿Seok? - escucho en seco apenas camino unos pasos en el andén, no me da tiempo de voltear porque ya tengo unos brazos a mi alrededor, estrujandome.

-Hola hyung... - digo escondiendo mi cara en su cuello

-Te extrañe mocoso - dice con voz medio cortada

-Y yo a ti - con eso último fue demasiado, simplemente me desmorone donde estaba.

Me deje caer completamente a sus brazos hasta que ambos tocamos el piso. No quería que me viera así, pero todo lo que hacía era una súplica. No podía volver, estaba atrapado y no se como salir. Lo bueno es que el no dijo nada, seguramente estaba igual que yo.

...

-Puedes dejar tus cosas en la sala, deja mientras pongo algo de ramen - Seok lo obedece al mismo tiempo que se queda pasmado observando el departamento del mayor, ese departamento donde pasó su última noche en Seúl, ese sofá donde se tomo la última selfi para Yoongi. No quería llorar otra vez, todavía seguía con los ojos hinchados, pero no podía evitar sentirse nostálgico y a la vez muy feliz por estar de vuelta.

Antes de ponerse emo nuevamente, camina sigilosamente hacia donde se encuentra Yoongi. Era muy tierno verlo cocinar tan concentrado, aunque solo fuera ramen lo que intentaba hervir.

-Hyung...? - lo llama al ver que no reacciona cuando se posiciona junto a él. Este lo voltea a ver con una expresión difícil de descifrar, pero no lo detiene en su camino hacia el menor.

Detiene su andar cuando posiciona sus manos en la cintura de Seok, quedándose viéndolo fijamente a sus ojos. No dice nada, solo lo ve, observandolo como si no fuera real.

Lentamente Yoongi se acerca al moreno hasta juntar sus labios con los de él dando paso a un beso lento, casi cauteloso. Los dos se besan saboreando el sabor del contrario, sintiendo ese tacto olvidado y necesitado que añoraban desde hace tiempo.

En un pensamiento rápido, el mayor apaga la estufa con su mano izquierda y atrae a Seok con su mano derecha, logrando pegarlo completamente a su cuerpo. El beso se sentía cada vez más húmedo, más rápido, más como una necesidad reprimida por el tiempo.

Al llegar a la sala Yoongi toma de la mano al menor, haciendo que se siente sobre sus piernas. Estaba más delgado pero sus muslos se seguían sintiendo trabajados y suaves. Sin dejar de mirarlo acaricia suavemente su cuerpo, levantando sus prendas poco a poco para así reanudar sus besos sobre su torso descubierto. Seok obvio se moría de vergüenza (como siempre) pero lo había extrañado demasiado como para quejarse, en estas situaciones haría lo que sea por estar más cerca de Yoongi.

Los dos se funden en un abrazo cálido, sintiendo sus labios rozarce lentamente con las puntas de sus lenguas, hasta que sin darse cuenta los dos estan solo en ropa interior. Ambos voltean a verse a los ojos, con un poco de duda y curiosidad, sentían como si esta fuera nuevamente su primera vez, por más estúpido que eso pudiera sonarles, pero era realmente cierto.

-¿Puedo? - pregunta Yoongi todavía frotándose contra la entrada ya húmeda del menor, este recarga su frente con la contraria viéndolo todavía directamente, respondiendole con una pequeña sonrisa, esa que le saca hoyuelos, para después bajar lentamente sobre la extensión de Yoongi.

Coffee (BTS + 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora