Prologo de la historia

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Narra Clara

Estaba triste, enfadada y decepcionada al mismo tiempo. ¿Decepcionada por qué? No sé si estoy decepcionada de mi misma o de Jace, o tal vez de la vida en general. Tal como siempre lo supe. Supe la realidad de las cosas pero no la podía aceptar, porque nosotros decidimos como ver al mundo. Y yo decido verlo así. Porque creo que como ves al mundo tiene el poder de definir cómo se desenvolverá tu vida. Pero él. Simplemente no comprendo su dinámica y eso es frustrante.

_ ¿Por qué tuviste que aparecer? _pregunte al aire mientras golpeó a la nada. _ ¡EL TIENE RAZÓN! _sollozo a todo pulmón pateando una pared lo que hace que el mueble apoyado en la misma, que está aquí cerca, tiemble haciendo tambalear un jarrón, que estaba sobre el, para luego caerse. _ ¿Pero qué estoy haciendo? _digo mientras corro a recoger los pedazos. _ No debo desquitarme con las cosas, ellas no tienen la culpa. Esto no tiene sentido. Ya debería estar de camino a casa_pienso en voz alta hasta que escucho un ruido. _ ¿Marí? perdón si te asusté yo... _no escuche respuesta alguna así que seguí hablando. _ No estoy pensando con claridad _dije mientras me acercaba a la puerta que da al salón principal. _ ¿Me disculpas? Tu no tienes la culpa, yo no debería de ponerme así, no es común en mí así que ¿Qué dic... _no complete mi pregunta porque pude ver el plumero de Marí tirado junto a varias plumas de este esparcidas por el suelo. Esto me da mala espina. Escucho un ruido y me pongo alerta, mi cuerpo se tensa y me preparo para defenderme si es necesario.

_ ¿Marí? _veo una de las puertas abrirse un poco, lentamente. Y antes de que pueda reaccionar me toman por sorpresa desde atrás. La persona me cubre la boca con una mano y con la otra rodea mi cintura. Intento librarme de su agarre o gritar, pero no lo consigo. Entonces decido pisar su pie aprovechando que llevo tacones y en ese momento de debilidad le doy un golpe con mi codo en el estómago. Con eso consigo liberarme y verle la cara. No doy crédito a lo que veo, mi rostro es una mezcla de sorpresa y desagrado. Uno por lo general no espera tener este tipo de encuentros con el pasado y mucho menos en estas circunstancias; la vida me esta poniendo situaciones que rebasan mis limites. Simplemente no lo podía creer, es ese hijo de perra. Sin ofender a las perras y a su pobre madre por tenerlo.

_ ¡MALDITO BASTARDO MI FAMILIA CONFIÓ EN TI! _solté, sin medir mis palabras, todo el odio y enfado junto con todas las emociones de ese día en esa oración. Hasta a mi me sorprendió mi vocabulario. Nunca en mi vida había dicho una mala palabra.

_ Uhh no puede ser la niña perfecta deja los insultos con frutas y comienza a crecer _dijo en tono de burla y con un aire de autosuficiencia. Me miro con desdén y soberbia, analizándome con sus ojos azules que jamas se conformaban con nada.

_ Solo te da envidia mi postura _dije alejándome de a poco sin dejar de estar alerta a sus movimientos.

_ ¿Envidia? Claro que no preciosa. Creí que éramos amigos. Solo dame lo que he venido a buscar y me iré sin dañar a nadie _prometió, pero claramente su mirada no me prometía nada bueno. Yo nunca confíe en el y eso no cambiaría ahora que se quien es en realidad.

_ Así es, éramos ¿Y se puede saber qué es eso que estás buscando? _pregunte desafiante ya conociendo la respuesta y preparándome para cualquier movimiento de su parte.

_ Jajaja A ti _dijo para luego abalanzarse sobre mí, pero logré esquivarlo. _ Tan ágil como siempre preciosa _y así comenzó una pequeña pelea entre nosotros. El intentando atacarme y yo esquivándolo y devolviendo también un par de golpes . Hasta que vio una pluma sobre uno de los muebles ¿Quién usa de esas cosas hoy en día? Pero si es un arma potencial. Intentó clavarla en mi estomago, claramente eso no seria posible siendo yo su adversaria. Hice un mortal hacia atrás, logrando así patear la pluma. Entonces aproveché y también le di una patada en las bolas. Cortesía de mi madre y mi padre. Mi entrenadora siempre solía decir que el calzado de una mujer no debe impedirle poder defenderse, así que tenia el control absoluto de mi cuerpo, aun usando tacones. 

_ Pues esta niña te ha dejado sin aliento, pero a juzgar por tu rostro tal vez sin bolas _dije riendo levemente al ver su rostro, pero mi sonrisa se esfumó cuando alguien me golpea desde atrás haciéndome caer y golpearme muy duro contra el suelo. Hasta creo que vi sangre, no lo podría decir con certeza ya que mi vista se torno borrosa.

_ Dulces sueños mi princesa _eso fue lo último que pude oír antes de que todo se volviera negro. Esa voz que alguna vez me consoló durante las noches ahora solo escupía mentiras. Pero de una cosa estoy segura y es que los haré pagar por su traición. En mi familia las mentiras no son aceptadas.

Tu Blanco en Mi NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora