capítulo 7

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Narra Jace

_ ¿Qué haz dicho?_pregunte sin poder creerlo. Sentía que el corazón se me salía del pecho.

_ N-nada_dijo nerviosa, con los ojos muy abiertos_ ¡Mira allí!_anuncio apuntando algo detrás de mí. Al ver que no voltee se me abalanzo. Se tiró sobre mí rodeando mi cintura con sus brazos. Ambos caímos de rodillas al suelo. 

_ ¿Pero qué haces?_fulmine malhumorado por su cercanía hacia mi persona. 

_ Perdón es que me altere_se justificó aun nerviosa.

_ Te podrías quitar _exigí intentando soltarme de su agarre.

_ Solo no me odies_suplico aún apegada a mi.

_ ¿A qué te refieres?_aproveche la oportunidad para cambiar de tema, no quería que preguntará sobre mi cicatriz. Sin importar cuan quería interrogarla debía dejarlo pasar. Es lo mejor. Además que podria saber una chiquilla como esta. 

_ Esperaba poder hacerte sentir bien así cambiarás tu mal humor, aunque debo decir que me agradas tal cual eres, pero aun así estaba preocupada por ti y lo eche a perder que tal si empezamos desde cero_confesó de forma rápida y temblorosa. Comenzó a soltarme, se colocó frente a mi aun de rodillas gateando por el suelo, sin dejar ver su rostro._ Hola, mi nombre es Clara y voy a ser tú tutora de francés_se presentó como la primera vez ahora dejando ver su sonrisa, ya más calmada y por fin más alejada de mi.

_ Si lo sé_declare obvio. Su declaración me pareció más que sincera aunque realmente no la comprenda del todo. En eso el sonido de la puerta nos llamó la atención. Era la mucama que luego de tocar entro sin más.

_ Señorita Clara, la ropa que me pidió _señalo extendiendo una pila de ropa bien doblada. Clara se levantó sin más y tomó el montón de ropa para así extendermelo, yo aun estaba en el suelo sin comprender como llegue a esto. 

_ Gracias Marí_agradeció con cortesía. _ Pontela y luego ve abajo, ¡A por un nuevo comienzo!_me indico dulcemente, con voz suave. Me dedico una última sonrisa y se fue, dejándome solo en esta inmensa habitación. Algo tiene aquel tono de voz que es muy tranquilizante, me recuerda a mi madre.

_ ¿Pero qué acabo de hacer?_replique aun sin creerme como accedi tan fácilmente ante su propuesta. ¿Qué es lo que me pasa?. De seguro esa chica es una bruja o algo parecido. Quien sabe, nadie es lo que parece.

Narra Clara

Eso estuvo muy cerca. Me siento muy mal por saber cosas tan personales sin su permiso. Casi se me sale todo. Siempre entro en confianza demasiado rápido con las personas, tal vez ese sea el problema. Al menos no se molesto conmigo, lo cual es extraño ya que en la escuela parecía  bastante molesto con mi presencia. Quizá si le agrado. No puedo evitar sonreír ante ese pensamiento. Logré mi cometido, ahora me esforzare por siempre sacarle una sonrisa. No me puedo perdonar si dejo a alguien que sufre tanto como él sin siquiera intentar ayudar. Mi madre me enseñó que la felicidad es mejor compartida, así que si yo soy feliz debo compartir ese sentimiento con mis seres amados y a quien lo necesite. Y yo creo que todo el mundo lo necesita. Todos merecemos ser felices. Ahora que lo pienso me pregunto cómo hace para parecer tan tranquilo, como si nada hubiera pasado. Debe estar sufriendo mucho en su interior. Pobre Jace, ni siquiera a podido compartir su dolor con alguien, debe ser difícil cargar tu solo con tanto. Estaba tan absorta en mis pensamientos que para cuando me di cuenta acabe en la cocina.

_ Si seré distraída_bromeé conmigo misma, riendo de mi propia distracción.

Volví a encaminarme hacia la sala principal. Fue entonces que recordé que deje a Jace solo en mi habitación y lo más probable es que se pierda, como yo el primer día aquí buscando la biblioteca. Debí haber pensado mejor las cosas antes de salir tan apresurada de allí. Apresuré el paso deseando que no haya decidido explorar la casa por su cuenta hasta encontrar el comedor principal. El cual considero realmente excesivo siendo yo la única que vive en esta casa. Claro que desde que se lo pedí Marí también se aloja aquí, aun así sigue siendo exagerado. Tan pronto como vi las enormes puertas me apresure a abrirlas y entrar.

 _ Oye Jace yo..._acerté a decir antes de quedarme sin palabras por lo que estoy presenciando.

_ Pero ¿qué haces?_exclamo visiblemente molesto cubriéndose con lo primero que encontró para luego arrojarme un almohadón. 

_ ¡Désolé!_me disculpe saliendo de la habitación lo más rápido posible. ¿De dónde salió esa almohada?. Uff creo que ya he visto demasiado._ Aunque tiene un muy buen físico_admití ya fuera del cuarto apoyada en la puerta.

_ ¡TE HE OÍDO!_lo oí gritar a modo de regaño desde el interior de la habitación causando que me ruborizará. Lo espere fuera y una vez salió ya vestido fuimos hacia el comedor. Vaya sorpresa; aunque a mi parecer fue su culpa, ¿quién tarda tanto en cambiarse de ropa?. 

Después de tantos imprevistos tuvimos un pacífico refrigerio de media tarde. Jace estuvo más callado durante la merienda yo era la única a la que se escuchaba hablar, aunque estoy acostumbrada a que eso suceda. Cuando se fue sentí un vacío inmenso, otra vez la soledad. Me gustaría poder salir al menos por una vez. Si tengo que estar a un océano de distancia de mis padres y mi hogar por lo menos denme la libertad de poder hacer algo para olvidar ese hecho tan trascendente. Bien, si no lo hacen yo misma me doy permiso de igual forma se supone soy la autoridad aquí. El único impedimento para lograr mi objetivo es Dirk y esta vez mis argumentos no funcionarán con él. Si bien esta es la casa con mayor seguridad en todo el condado mi casa en París es peor y eso nunca me detuvo para salir por un poco de aire. Eludir la seguridad es pan comido para una chica con la experiencia y conocimientos que yo poseo. Pero que sea un secreto o mi imagen de niña adorable se verá estropeada.  Esta vez decidí traer una mochila conmigo. Opte por un vestuario no tan llamativo lo cual fue difícil considerando mi vestimenta usual. Una vez fuera lo cual me tomo unos 15 minutos exactos me dirigí a Library Park. Cerca de allí me dejó la limusina esta mañana. Se veía como un buen lugar para pasar el rato además cerca hay una biblioteca, siempre he querido ver una. Esta sería la primera vez que visito un lugar público por mi cuenta. Tal vez parezca una locura pero jamás he logrado pasar los límites de casa, mis padres son muy sobreprotectores y solo visitó lugares públicos durante campaña o por festividades importantes. Pero aún así son contadas las veces que salgo realmente. Tal vez por eso fue un gran impacto para mi alejarme de todo lo que conozco tan repentinamente.

Una vez en el parque me refugio en mis dibujos. Tener tanto tiempo libre te obliga a probar distintos pasatiempos, pero de todos este lo heredé de mi padre. En sus momentos de mayor tensión o nervios él pinta. Tiene miles de cuadros y lo hace excelente pero lo que más me gusta es oírlo hablar mientras pinta. Suele decir que para la pintura no se necesitan palabras y tal vez tenga razón; pero creanme que no hay mejor melodía, mejor consuelo, mejor aliento o mejor poesía que oír a mi padre pintar. Sin siquiera darme cuenta o procesar mis movimientos mi dibujo está terminado. En el se pueden contemplar una familia de tres integrantes disfrutando de su compañía durante un hermoso día en el parque. Y así sin poder evitarlo las lágrimas recorren mis mejillas, estoy cayendo de nuevo sin darme cuenta. Ese dibujo representa lo que más quiero y no puedo tener, pero jamás lo admitiría en voz alta. Eso nunca. Por que en el momento en que haga eso todo se volverá real

_ Toma, creo que te hacen falta_me tomó por sorpresa una voz masculina. Levante la mirada para encontrarme con un chico aproximadamente un tanto mayor que yo de cabello oscuro con llamativas puntas azules, unos hermosos ojos casi del mismo color que extendía un paquete de pañuelos hacia mi con una sonrisa en el rostro. 

_ Merci, eh p-perdon gracias_balbuceé torpemente un tanto avergonzada 

_ Pour rien mademoiselle, y sonríe no puede ser tan grave como para privar al mundo de ver esa hermosa sonrisa_me aconsejo dulcemente aún sonriendo para luego marcharse, no sin antes despedirse agitando su mano en señal de saludo ya más alejado. 

_ Él tiene razón, mucha razón_concluí una vez ya más calmada. Sin importar cuanto me lamente lo hecho, hecho está. Pero si hay algo que puedo hacer es salir adelante, haré lo posible por que mi estancia aquí valga la pena y no solo eso pienso ser de gran utilidad para las personas de aquí. No siempre obtenemos lo que queremos pero siempre hay que aprovechar las oportunidades y ponerlas a nuestro favor. Gracias chico desconocido de cabello azul, pero me toca sonreir por mi cuenta.

Tu Blanco en Mi NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora