Baekhyun tiene en sus manos más de lo que puede tomar con: un hijo de seis meses, un ex que sigue insistiendo en volver (y del cuál sigue secretamente enamorado) y su último año de escuela antes de la universidad, por eso tiene su propio manual de c...
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Su día comienza de la peor manera posible, con una alarma estridente tocando su canción favorita que poco a poco se ha vuelto en la que más odia, además del llanto de su bebé de tan solo seis meses que quiere su atención constante y por supuesto, su comida.
Recordaba con añoranza la época donde podía despertarse un hora más tarde que su horario actual y aun llegar perfectamente bien a clases, en cambio ahora debe despertarse a las seis de la mañana para darle su comida a Jae Seok, bañarse en cinco minutos, vestirse, lavar a su bebé y vestirlo para comer un panecillo si tiene suerte para luego correr a la guardería donde se despediría de su hijo sollozante como todos los días con el fin de llegar a las ocho y media al pórtico de su escuela, un vida algo difícil.
Apagó el despertador de su teléfono para llevar a su bebé hasta su pecho con el fin de que desayunara, no por nada se había gastado todo el dinero del padre de Jae Seok para que pudiera comprar los suplementos y hormonas necesarias para dar de comer a su hijo sin el biberón de por medio, eran momentos como esos donde su hijo se calmaba cuando podía revisar un poco de sus redes sociales.
Tao su mejor amigo había subido una foto la noche anterior a la que le dio like, Kyungsoo parecía estar en una cena romántica pero no podía asegurarlo gracias a su estoica cara, Sehun lucía su nuevo cabello rubio y finalmente Chanyeol se había sacado una selfie donde se veía muy guapo, pero prefirió ignorarla, ese hombre le hacía un gran daño a su corazón solo con existir.
Jae Seok ya satisfecho empezó a hablarle en balbuceos y aunque no significaban nada los amaba, se apresuró en prender la cámara de su teléfono y grabarlo para luego subirlo a su Instagram, sus amigos también debían ver la adorabilidad de su pequeño.
Con cientos de besos depositados en su cabeza dejó a su hijo en su corral a un lado de la cama junto a su teléfono para que se entretuviera viendo caricaturas mientras él se daba una corta ducha, ni siquiera podía poner algo de música porque sino no escucharía a Jae Seok si lloraba, tampoco podía darse un baño de espuma porque debía tomar el menos tiempo posible.
Enjabonó sus axilas y muslos rápidamente, dejó su trasero para el final porque era lo más trabajoso y en exactamente cuatro minutos estuvo listo, vistiéndose con su uniforme de escuela para hacer lo mismo con su bebé, tuvo que mudarlo y lavar bien su traserito si no quería que se hiriera y eligió el traje verde pastel con los zapatitos blancos para vestirlo ese día, tuvo que batallar para que se dejara vestir, ese podía considerarlo un día malo.
Como cuando Jae Seok no quería cooperar con él de forma alguna, sólo gracias a la práctica del día a día logró terminar con su ropa, lástima que ya eran pasadas las siete y debía salir cuanto antes, buscó un gorrito y un abrigo para su hijo antes de bajar las escaleras raudamente, su madre ya estaba ahí, al verlo le dio una pequeña sonrisa a modo de saludo.
―Buen día, mamá, debo irme ahora, – Le besó la mejilla a modo de saludo, —que tengas lindo día.
―Igualmente. – Respondió ella con la misma sonrisa, tenía también esa mueca incómoda a la que ya se había habituado.
