Medicina.

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―Hey ― Saludó a través de la línea. ―Tienes que venir a mi casa en media hora.

―Hola Baekhyun, yo también te extrañe, te amo mucho y Jae Seok, oh sí, estoy bien. ― La voz de Chanyeol fue sarcástica, pero realmente no podía importarle menos, ― ¿Para qué quieres que vaya a tu casa? Además, no puedo, tengo turno en el trabajo.

―Chanyeol, hoy es la vacuna de Seokkie, dijiste que ibas a ir conmigo ¿acaso lo olvidaste? – Le recriminó tapándose el rostro ofuscado.

―Mierda ― Chanyeol masculló entre dientes, ―Dame cuarenta minutos, estaré ahí.

―Treinta y cinco. ― Dictaminó con dureza.

Chanyeol ni siquiera se despidió antes de cortar, le hizo fruncir los labios en una mueca, pero se obligó a sí mismo a calmarse, aún tenía que cuidar de Jae Seok, que ya estaba llorando por su chupón.

Lo desinfecto antes de dárselo, su hijo le recibió ansioso y siguió jugando con sus juguetes sobre la cama, el dicho que decía siempre hay una ventana abierta si una puerta se cierra era completamente cierta, aunque su relación sentimental haya así como fallado el lazo que los unía, su hijo, era perfecto, tan lindo y adorable que no le importaría cruzar océanos, ríos, lagos, charcos y hasta pozas, haría lo que fuera porque su bebé fuera feliz por siempre, sacrificaría hasta su propia felicidad por él.

Se recostó a un lado de su bebé y éste inmediatamente abandono sus juguetes para abrazarse a él, su pequeño era tan cariñoso, delineó cada rasgo heredado de su hijo, su nariz deliberadamente pequeña, sus ojos enormes con las pestañas largas y rectas, su boca delgada y rosa, sus mejillas llenísimas, pasó después a las manos de su bebé, dedos largos y estilizados, era obvio, tanto Chanyeol como él tenían manos grandes y atractivas, que su bebé no las heredara sería una contradicción, sus pies era adorablemente pequeños y suaves, piecitos acostumbrados a no dar paso alguno, su hijo se la pasaba de brazo en brazo y coche en coche, la única diferencia es que ahora a los ocho meses le había dado por gatear alrededor de toda la casa, pero se negaba a ponerse pie él solito.

Media hora después Chanyeol llegó con el cabello húmedo y una chaqueta verde sobre su sudadera negra, le dio tan solo un beso en la mejilla como forma de saludo, era riesgoso que alguien los viera en algo más íntimo a la entrada de su casa, si su padre llegaba a verlos no se pondría nada feliz, tan solo ver a Chanyeol lo ponía de mal humor.

Para ahorrar tiempo no llevaron a su hijo en el cochecito, tendrían que cargarlo todo el tiempo, pero no era como si les molestara de todas formas, total ambos eran hombres fuertes que no se cansarían solo por eso, sin más que decir le entrego a Chanyeol su bebé para que él lo cargara, tomó la pañalera junto a las llaves antes de caminar fuera en dirección al hospital.

Chanyeol no parecía feliz, tampoco molesto, pero realmente estaba alejado de su faceta conversadora y brillante de siempre.

― ¿Cómo lograste llegar? Pensé que tenías que trabajar. ― Su bebecito tomó su mano en cuanto se la ofreció, apretándola fuerte.

Chanyeol carraspeó un poco antes de responder ―Conseguí que alguien me cambiara el turno, creo que esto es mucho más importante.

Su bebé soltó su dedo después de un rato para tirar de las correas que colgaban de la sudadera de Chanyeol, el alto no hizo más que sonreír, encantado por la energía del bebé de ambos.

―Me alegra, no podría hacerlo sin ti, ya sabes que me pongo nervioso cuando van a poner la inyección. ― Chanyeol asintió, el gran edifico del hospital por fin se visualizó a lo lejos, no dijeron nada más puesto que Chanyeol no estaba del ánimo como para seguir una conversación de forma amable y espontánea.

Manual del padre  ̶s̶ᴏ̶ʟ̶ᴛ̶ᴇ̶ʀ̶ᴏ|Chanbaek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora