El tenía todo lo que una persona pudiera querer. Era rico, era atractivo, llamaba la atención con cada paso que daba, su cuerpo meneándose al compas de sus pasos. Podía tener amigos a montones, amigos que solo aparecián cuando menos los necesitaba, amigos con los cuales no podía hablar de verdad. Personas desconocidas, que decían ser sus amigos.
A pesar de tener una pequeña familia, era lo mejor que tenía y lo único que amaba era ir dos semanas por mes a visitarlos, a su pequeña familia, sus padres, sus tres hermanos y sus abuelos. Solo eso.
Aún así, sentía que algo le faltaba: felicidad. No despreciaba el amor de su familia, pero el quería sentirse amado, sentirse seguro entre los brazos de aquella persona que jurará que jamas lo dejaría. El quería alguien que lo amará para toda la vida, no solo por una noche y un buen sexo.
Suspiró cansado, leyendo el intinerario del día. Sesión de fotos para Londres Fashion. Miró a su alrededor, todos los empleados corriendo de un lado a otro, sin si quiera mirarlo. Por alguna razón y quizá sea por su comportamiento cortante e ignorante hacía los empleados, quienes eran inferiores a el, se los hacía saber cada vez que podía.
Se paró y caminó a paso lento hacía su camerino, disfrutando de las miradas que fueron posadas en su cuerpo, donde Lizz, su estilista y maquilladora debía estar esperándolo. Ella si era una persona de confiar. Entro a su camerino, la puerta tenía una enorme "T" color negra, imposible no darse cuenta de quien era la habitación. Frunció el ceño al notar que la puerta se encontraba entre abierta, no tardó en entrar.
Josh giró rápidamente al oír como la puerta se abría fuertemente. Quedo con el delicioso brownie de chocolate que estaba comiendo, hasta que había sido interrumpido. Sus ojos no daban crédito a lo que veía, Tyler Joseph, sonriéndole cínica mente.
—Debes tener una muy buena excusa para estar comiendo mis brownies—habló el castaño.
El tintado sintió que se derretía ante esa voz, pero rápidamente se quito el brownie de la boca, lamiéndose sus labios. Abrió su boca, pero solo pudo atinar a decir.
—Soy Josh—se presentó—soy el fotógrafo de la revista Londres Fashion.
Tyler no aceptó la mano que Josh le tendía, solo lo miró y camino hacía él. Josh se ponía cada vez más nervioso, con cada paso que daba el castaño hacía el. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Tyler le quito el pedazo de brownie, llevándoselo lentamente a la boca. El fotografo tragó saliva ante tan sensual imagen y se deleito cuando el castaño le dio un mordisco al brownie.
—Fuera de mí camerino, ya—murmuró el modelo, luego de darle un mordisco.
Josh no tardó en obedecer, corriendo como alma que lleva el diablo.
Y Tyler sonrió, pícaro.
***
esta es una historia que tenía hace mil en borradores y de otro shipp pero ahora esta acá ok ¿?
-Mili.