En la actualidad.
Sí había que ser sincero, Josh debía admitir que había quedado extasiado con la belleza de aquel hombre cómo con aquel delicio brownie que aún sentía en su boca el sabor. Y eso que a él no se le daba el ser sincero. Se apoyo contra la pared contraria del camerino del modelo, suspiró y se sintió como si no hubiese respirado por minutos.
Tyler Joseph le había quitado el aliento, aquel hombre lo había deleitado.
Pero...¿qué mierda estaba pensando?. El no era gay, ni bisexual, él era hetero. Se mordió el labio inferior, no le importaba experimentar con aquel chico, no le importaba si aquel hombre ponía su orientación sexual en duda, y menos le importaba tener una semi erección por ver cómo ese chico se llevaba su brownie a la boca y lo comía de una manera tan sensual. Tragó saliva, notando las mil y un fantasías que su propia cabeza había imaginado. Y la que más lo alucinaba era imaginarse aquella pequeña y sexy boca de Tyler Joseph alrededor de su...
—¡Dun!
Josh saltó al escuchar su apellido. Un hombre de no más de treinta y cinco años caminaba a paso rápido hacía él. Tragó saliva, deseando que la tierra lo tragara. Tenía una erección del tamaño de una carpa de acampar. Maldijo interiormente, no lo podía creer, parecía un pre-adolescente experimentando su primera erección, no podía creer que a sus 23 años no tenía control de su propio maldito cuerpo.
—Soy yo—apenas pudo hablar.
El hombre llevó su mirada a él y sonrió, caminando hacía él.
—Soy Jackson Parker, el representante de Tyler Joseph. Y tu eres el pasante de Londres Fashion—decía el hombre castaño, de baja estura—Puedes decirme Jack.
Josh asintió, estrechando su mano con la de él.
—Bien, ya prepararon el escenario para la sesión, debo ir a avisarle a Tyler—decía Jackson, alegre.
El ojimiel asintió y pidió permiso. Jack se lo concedió y Josh corrió por los pasillos, buscando los baños. No podía comenzar la sesión con una erección, sería la peor verguenza de su vida. Se recorrió, por así decirlo, todo el edificio, al parecer todos estaban muy ocupados para decirle donde estaban los malditos baños. Llego a un piso donde había una secretaria, quién lo reconoció.
—Señor Dun, lo están buscando, la sesión se realizará en el piso 6—decía la rubia.
Josh le sonrió falsamente—Sí, pero primero me gustaría saber dónde están los baños.
Ella río—Están en el piso 6 también.
Josh agradeció y fue como un rayo al ascensor. Al llegar al piso 6, se encontró con el cartel de los baños. Sintió un alivio eterno, que solo le duro hasta que entro a los baños.
Tyler sonrió al ver al sexy teñido entrar a los baños, justo en el momento que él salía de un cubículo. Y Josh pensó que ya nada peor que eso podría pasarle, nada peor que encontrar a Tyler Joseph desnudo de la cadera para arriba. Maquillado y retocado, listo para la sesión, que al parecer sería con poca ropa. Le tomo segundos admirar el cuerpo tatuado de aquel hombre.
—¿Acaso me estás siguiendo, Dun?—preguntabá Tyler, caminando hacía él, con una sonrisa cínica.
Josh tragó saliva para luego fruncir el ceño. ¿Cómo Tyler Joseph sabía su apellido, si él no se lo había dicho?. Tyler lo miró de abajo hacía arriba, soltando una risa burlona al notar lo que sobresalía de los pantalones del fotografo. Josh sintió sus mejillas arder, sintiéndose sofocado y desnudo bajo la mirada del moreno.
—Veo que tienes problemas en la torre de control, ¿eh?—se burló Tyler, quedando frente al teñido, notando que este era un poco más alto que él.
Josh supo que el chico solo estaba jugando con él, que quería molestarlo. Rodó los ojos y pensó, si Tyler Joseph quería ser atrevido, el también podría serlo.
—Exacto, ¿te gustaría ayudarme a equilibrar el control de mi torre, Joseph?—decía Josh, mirándolo directamente a sus ojos, aquellos ojos color almendra sin brillo alguno.
Josh notó como derepente los ojos de Tyler brillaron para él, notó cómo este mordío su labio inferior, respirando fuertemente por la boca.
—No, no quisiera tener ese gusto.
Y fue lo último que dijo el castaño, antes de pasar por su lado y salir.
Tyler suspiró, y se dirigió a la sala, sin saber que aquel hombre sería su siguiente error.
