Josh, desde que tenía memoria, lo único que recordaba era haber pasado toda su vida en el orfanato. En el orfanato "María Auxilio de los Cristianos". Nunca nadie lo había adoptado, ni si quiera entrevistado. Por lo tanto, a diferencia, él nunca tuvo familia.
No recordaba a su madre, que con lo poco que le había contado la fundadora del orfanato, su madre lo tuvo desde muy pequeña, a sus 16 años. Y al parecer no se sentía preparada para ser madre por lo tanto lo había dejado en el orfanato.
A pesar de que nunca ninguna pareja lo había adoptado, él tuvo una infancia feliz. Una infancia común y corriente. No se sentía solo a falta de la presencia de sus padres, porque sabía que su madre aún pensaba en él. Y se lo había demostrado en su cumpleaños número doce. El orfanato se puso de fiesta, solo para festejar su cumpleaños. Fue uno de los mejores cumpleaños que ha tenido, en realidad, el mejor. Al final del día, cuando llegó la hora de dormir la Señora Whites, la fundadora del orfanato entró a su cuarto, con una caja de regalo en sus manos. El frunció el ceño, pero acepto el regalo y con una sonrisa, la señora Whites le deseó las buenas noches y se retiró.
"¡Feliz cumpleaños Josh! Te ama, mamá :)"
Decía la dedicatoria, justo sobre el moño. No podía creerlo, pero de un movimiento rápido se deshizo de la tapa de la caja. Quedo embobado con su regalo, una cámara instantanea. Al lado de la pequeña cámara había otra dedicatoria.
Fotografía lo que amas, guardándola como un recuerdo.
Quizó llorar, más solo sonrió, totalmente agradecido.
Cuando cumplió 18 años y terminó la escuela secundaria, pudo irse del orfanato. Estaba feliz, había conseguido una beca en la Escuela Inglesa de Fotografía. Nunca había estado tan orgulloso de sí mismo como en ese momento.
Cuatro años después, ya con diversos títulos de las diferentes clases de fotografía que había cursado, se encontraba haciendo una pasantía para la revista Londres Fashion.
Esta pasantía le daría un cambio a su vida, le enseñaría a fotografiar lo que ama.