Puedo ver sus delgados dedos acariciando los detalles de aquella pintura que tanto le gusta. Puedo ver sus ojos, fascinados, observando los trazos y luces a su alrededor. Puedo ver sus labios transformándose en una sonrisa torcida.
Puedo verla. Hermosa, soñadora.
Puedo verla frente a mi, más viva que nunca. Puedo verla, solo por un segundo, hasta que es tiempo de abrir los ojos.
Que ironía tan cruel solo poder verla en la oscuridad.