-Buen día, cariño.- Susurro cerca de su oído, apenas permitiéndome a mi mismo ser escuchado. En mi cabeza, ella sonríe. Es una preciosa sonrisa perezosa. Entre todos los recuerdos esparcidos caóticamente en mi memoria, puedo escuchar un "Buenos días".
-¿Como has dormido? - Pregunto, cerrando los ojos. Está aquí nuevamente.
-De maravilla. He tenido un sueño maravilloso, ¿quieres oír de que se trata? - Su voz es realmente dulce aun a las 6 de la mañana. Llena todo el lugar. Se va convirtiendo en melodía.
-Seguro, mi amor.
Deléitame. Habla durante horas. Cuéntame tus sueños y pesadillas, por favor. Habla todo lo que puedas.
-¿Alguna vez imaginaste nadar en un mar lleno de estrellas?
-Mhmh. - Niego.
-¿Imaginas lo bello que sería uno?
-Lo imagino.
Oh, cariño, no hagas preguntas. No quiero hablar, solo escucharte.
-Pues lo hicimos, ¡y te encantó! - Ríe. Es encantadora.
Es Divina.
Su risa, todo de ella. Su risa resuena en mis oídos. Su risa en todas partes.
Su risa en la habitación, y luego en mi cabeza. Abro los ojos.
Ya no está aquí. No es nuestra habitación. Son las 9:34 de la noche.
-¿Podrías despertar y contarme tú sueño ahora? - Suplico.