CAPÍTULO 5 . LA PERSONA QUE AMÉ

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Los años de prepa se fueron volando, Kiba decidió estudiar veterinaria y yo una carrera profesional de computación e informática, nuestra relación era hermosa, pasábamos mucho tiempo juntos, tiempo que se vio mermado una vez reanudamos los estudio...

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Los años de prepa se fueron volando, Kiba decidió estudiar veterinaria y yo una carrera profesional de computación e informática, nuestra relación era hermosa, pasábamos mucho tiempo juntos, tiempo que se vio mermado una vez reanudamos los estudios, tratabamos de buscar la mayor cantidad de oportunidades posibles para hablar y vernos aunque fuera poco tiempo, pese a todo, éramos felices.

Estaba a unos días de mi vigésimo cumpleaños y también a casi nada de concluir mis estudios, Kiba ha estado más que ocupado entre el hospital veterinario y la universidad, tenemos unos días libres y hemos decidido pasarlos en la casa de campo de sus padres, es viernes por la tarde, estamos por irnos y regresaremos el domingo por la noche.

-Hina, tenemos que irnos ya o no libraremos el tráfico de la hora pico ¿qué te está tomando tanto tiempo?

-Lo siento Kiba ya voy, no encontraba mi cargador y mi celular está quedándose sin batería.

-Bueno vámonos entonces, todavía tenemos que pasar a comprar unas cosas o llegando allá será más complicado conseguirlas.

Después de las faenas que tuvimos que hacer durante el trayecto, llegamos a limpiar un poco la casa, preparamos una cena rápida y casi a media noche nos fuimos a la cama, fue una de las veces más apasionadas que estuvimos juntos y debido a los extenuantes horarios entre la escuela, las prácticas y las tareas, hacía un tiempo considerable que no estábamos de ese modo. A la mañana siguiente desperté con sus brazos rodeándome por la cintura y su respiración en mi nuca, el calor de su cuerpo era agradable, giré despacio para quedar de frente a él, toqué su cara con mis dedos y lo besé suavemente en los labios, despertó y me dio los buenos días con una sonrisa, cielos, extrañaba tanto estar así con él.

Después de apaciguar una vez más nuestro libido, nos alistamos y salimos, esa mañana almorzaríamos en el campo, todo era perfecto, llegamos a una zona con un pequeño riachuelo y con frondosos árboles que refrescaban con su sombra el calor del verano, comimos y nos quedamos sentados sobre la manta, recargados en el árbol que nos estaba proporcionando esa agradable sombra, después de un rato Kiba se incorporó, tomó mi mano y con tono suave dijo mi nombre.

-Hina, aún me faltan dos años para finalizar mi carrera y sé que no tengo nada aún pero, te amo Hina, te amo tanto (sacó del bolsillo de su pantalón una cajita de color negro, sentí detenerse mi corazón por unos segundos) me haría muy feliz si aceptaras casarte conmigo (la abrió y sacó un bonito anillo que colocó en mi dedo anular izquierdo, la emoción me invadió y no pude evitar llorar de felicidad)

-Siiii, si quiero casarme contigo (lo abracé y me besó tiernamente en los labios)

-Te amo Hina, prometo que te haré muy feliz.

Sus palabras eran tan dulces, todo lo que me hacía sentir, hacía que valiera la pena la espera, después de todo, los cuatro años previos a nuestro compromiso fueron maravillosos, no tuvimos ninguna pelea significativa, encajábamos tan bien que parecíamos predestinados.

La persona que amo (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora