Achaque:
Hasta la octava, todo estuvo bien y contenido en los límites razonables. Es decir, dentro del rango de mi capacidad física. Pero ahora estoy en la novena; por lo que, si tuviese un indicador visual de la energía que posee mi motor biológico, seguramente titilaría en color violeta.
Está bien, lo acepto. Que los días fáciles, sean fáciles; y los difíciles, sean un paseo por el infierno -El cual va a concluir en una más-.
***
Caladura:
Pienso que será cuestión de terminar el entrenamiento y volver a casa. Distenderme un rato y descansar; ver cómo amanece mi cuerpo mañana.
Supongo que experimento un pico de cansancio -de esos que te aplastan como una avalancha-. Me obligo a correr menos rápido: a rendir por debajo de lo esperado. Aunque el esfuerzo sea inmenso no supera mi frustración; me incomoda no alcanzar el nivel que suelo tener.
Los consuelos no sirven si son solo eso.
***
Benigno:
La nobleza obliga; entonces el ritmo me instiga a admitir que: debo experimentar esfuerzos progresivos hasta atravesar una sucesión de pequeños logros y reaprender a dominar mi instinto; de cara a hacer tangible una evolución en mí.
Así que, cuando la adversidad sea latente; seré fuerte, morderé el cuchillo y saldré a luchar por mi vida en el Valle de la Fatiga.
He vuelto a estar de pie.
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Verano a las corridas
No FicciónUn joven de veinticinco años deja de practicar atletismo. Luego de un semestre, su estado físico es deplorable. Energizado, retoma el sueño de ser un gran corredor. Ahora se embarca en una aventura que promete tener kilómetros de disciplina, transp...
