Marchando a la guerra

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Cadáveres


Aguardo la señal e idolatro un incendio en el prado. Ellos también esperan. La transpiración en vilo es el símbolo de los cazadores; que maldigan los presos, hoy no tomamos rehenes.
Somos bestias yendo a buscar los huesos.


***


Embestida


Al principio de la carrera, el pelotón de punta estaba compuesto por doce o catorce atletas. Amontonados. Más de un kilómetro después, el ritmo fue insostenible: sólo quedábamos seis corredores en cabeza. Mantuve la presión, confiando en los poderes obsequiados por mi entrenador a través del entrenamiento específico.
Camino a descubrir quién era el más guapo, las zapatillas impactaban el tartán una y otra vez. Ametralladoras letales. Recordé la enseñanza de un amigo "La pista no miente, confía en tu instinto". Entonces, faltando completar tres vueltas, desenfundé mi arma secreta: el progresivo aumento del ritmo. Compacto, furioso. Indomable.
Restaban doscientos metros y la balacera parecía interminable. Sin embargo, el toro ya había decidido convertirse en el rey de la llanura. Exhalando vapor, crucé la meta.


***


Alianza


Mi hermano compite en treinta kilómetros, mientras que yo me enfoco en diez. No uso dorsal (El papel con número que te identifica en estos eventos) porque no me he inscripto en la carrera: soy un infiltrado; un NN; un participante ilegal.
La tentación de correr junto a mi hermano me convenció a colarme; planeo seguir su ritmo y acompañarlo cinco kilómetros.
Cumplido mi deseo, nos estamos separando: Él sigue su camino; yo, el mío.



Verano a las corridasWhere stories live. Discover now