“Oh, Shouto tu lado izquierdo enserio es horrible, cada vez que lo veo me siento aún más infeliz… pero no te preocupes, algún día quizás alguien si pueda amarte…”
“Lo siento pero mami no te puede querer así…”
Despierta de golpe sintiendo el fuerte ardor recorrer la mitad de su rostro, nuevamente ese sueño recurrente invade su subconsciente, aún con el corazón agitado palpa con suavidad su pómulo izquierdo creyendo que el agua hirviendo sigue ahí pero solo está la cicatriz y un par de lágrimas traicioneras que escaparon de sus ojos. Desde niño ha sido lo mismo, cree poder reprimir el pasado y todo se viene abajo cuando la imagen de esa mirada desquiciada reaparece junto con la crueles palabras de la mujer que más esperaba protección, de cierta forma eso vive siendo el eterno recuerdo de cómo el amor puede ser muy cruel… tanto como para no solo dejar una marca física.
—...alguien que me ame...— susurra cabizbajo, después de casi una década algo dentro de él sigue vacío, incapaz de poder sentir igual que los demás o eso creyó hasta que cierta persona apareció en su vida.
Sonríe al recordar la voz de su compañero y lentamente se reincorpora para volver la vista hacia su escritorio, en el la impresora con papel fotográfico ha terminado su trabajo mostrando una considerable cantidad de imágenes, todas y cada una de ellas como prueba de lo bueno que fue su día. Con sumo cuidado toma las fotografías y comienza a pasar cada una admirando el encanto de Izuku, ya sea de perfil, de espaldas o de frente como sea le parece lindo y le es inevitable soltar una que otra risilla por la emoción que este le provoca.
—Eres tan adorable Deku-kun~— toma una foto donde se aprecia su rostro luego de haber volteado para despedirse, un poco más y hubiera parecido que a quien le hablaba era a él, aunque quizás pudo ser así.
—¿Sabes? hoy nuevamente traté de saludarte pero tus ruidosos amigos nunca te dejan solo...— con un pulgar acaricia suavemente sus mejillas imaginando que lo tiene frente a él —sé que no debo ser egoísta pero me gustaría poder encontrarte a solas… sin él ni ella, solos tú y yo ¿no te parecería bien? yo sé que si—.
Abre el cajón para buscar un rollo de cinta adhesiva y tomando las fotografías se encamina a una de las paredes, estando frente ahí sonríe sin borrar su mirada calculadora y comienza a pegarlas en diversos puntos de la superficie. Cientos, hay cientos de imágenes tapizando la pared y todas son de la misma persona, desde recortes de periódico del reportaje que hicieron tras la invasión sorpresa de la Liga de Villanos hasta viejas fotos de su pasada escuela ¿quien diría lo fácil que era obtener el anuario gracias a que estaba en un sitio web?.
Alegre, nervioso, triste, serio, Todoroki tiene captada cada faceta del pequeño Izuku y día tras día se dedica a admirarlas, quiere guardar cada detalle de ese perfecto rostro con pecas que le impide pensar en algo más. Sin embargo no solo fotografías conforman su peculiar altar, también en una caja guardada muy celosamente bajo su cama tiene copias de su expediente y que muy a su pesar logró obtener gracias a usar el tonto apellido de su padre, solo un par de palabritas bastaron para cegar a la novata secretaria y en menos de una hora ya tenía entre sus manos un valioso tesoro, algo que le haría conocer mejor a Midoriya.
—Tu poder es asombroso pero no me gusta que acabes tan lesionado— dice hacia la nada creyendo que de cierta manera es escuchado —el día de la invasión logré verte por un momento en la enfermería, estabas dormido así que aproveché para tomarte un par de fotos en ese estado y también para hacer esto...— removiendo con cuidado entre la caja saca una bolsita plástica donde se aprecia un mechón verde.
Aún estando bien sujeto con cinta adhesiva procura sacarlo con cuidado, es hasta el momento su posesión más valiosa y que lo hace sentir más cercano a Izuku, desde el día que lo obtuvo le gusta tomarlo entre sus manos mientras cierra los ojos e imagina que acaricia su cabeza, es como una droga que lo ayuda a relajarse y olvidar los aspectos molestos de su vida.
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Specimen Boy
أدب الهواة"-Deku-kun eres muy lindo, día tras día te he visto y en cada foto sales encantador-". Entre el mar de gente era difícil distinguir una cámara o una mirada fija apuntando hacia él, días y noches se dedicó a verlo analizando cada sonrisa que dedicaba...