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  — ¡Ya dejame en paz! ¡No dejare que me hagas nada!— Frank Iero corría a toda velocidad tratando de escapar, se había metido en un gran problema.

Nunca confíes es el chico raro, callado y pálido de la escuela.

  Y es que a Frank le había llamado altamente la atención ese chico pálido, alto, de ojos verdes y pelo hasta los hombros, de un profundo negro azabache. No pudo resistirse y le habló, ignorando las advertencias de sus compañeros y hasta del director. Según Frank, seguramente el chico parecía raro y no hablaba con nadie porque los demás lo excluían, pero la verdad era a la inversa.

  Frank llevaba dos meses hipnotizado por ese chico pálido, sentado en todos los recesos a la sombra de un sauce, en el patio de esa tediosa escuela, aveces dibujando, otras veces tarareando alguna que otra canción, o simplemente mirando a la nada. "Es hermoso" se repetía Frank en sus pensamientos "Es jodidamente hermoso" se decía "Paranormalmente hermoso."

  Ignorando todas las advertencias, una tarde de primavera, Frank se acercó con timidez al chico y se sentó a su lado. El silencio reinó toda esa tarde, ninguno de los dos dijo una palabra, el chico pálido solo miraba a la nada, Frank sólo lo miraba a él.

  Cuando llegó el momento de volver a casa, el chico pálido se levantó y agarró su campera con capucha del suelo, Frank también se levantó, se puso de pie, se acercó al chico antes de que éste se pusiera la campera y le tocó el hombro. El chico pálido detuvo sus movimientos y le preguntó.

  — ¿Por qué viniste?— Frank sólo podía verle la nuca y quedó sorprendido al escuchar la voz de aquel chico tan clara.

  — Yo... Emm... Yo...— ¿Qué podía responder el joven Iero? ¿Acaso podría decir algo como: «Me traes loco desde que llegué aqui» óq «Me encantas y quiero estar contigo todo el tiempo»? Claro que no podía. — Yo solo... Quería hacerte compañía y... ¿Cómo te llamas?— Las palabras salieron torpemente de su boca, atropelladas y temblorosas.

  — No necesito compañía, estoy bien solo— Dijo el chico fríamente.— ¿Qué es lo que esperabas? ¿Acaso esperabas encontrarte con un perdedor necesitado de amistad? Si esperabas eso espero no verte aquí mañana— El chico se puso la capucha y se fue sin siquiera dedicarle una mirada a Frank, que solo se quedó viéndolo marchar.

  Al otro día Frank fue a sentarse bajo el sauce junto a ese chico. Había pasado toda la noche pensando en lo que el chico pálido le había dicho y sinceramente él no esperaba nada en especial, él solo quería conocerlo sea como fuere, así que fue debajo de aquel sauce, se sentó junto a aquel chico pálido y muy seguro le dijo.

  — Vine, porque realmente no espero nada, solo quiero pasar tiempo contigo y conocerte ¿Ahora vas a decirme tu nombre?— El chico chasqueó con su lengua y le advirtió.

  — Te vas a arrepentir ¿estas segu...?— Frank lo interrumpió.

  — He oído miles de advertencias sobre acercarme a ti ¿Crees que si hubiese al menos prestado atención a alguna estaría acá?— El chico dio media vuelta para quedar cara a cara con Frank, quien se perdió en esos hermosos ojos verdes.

  —Gerard, me llamo Gerard Arthur Way ¿Y tú eres..?— Frank tardo unos segundos en contestar.

  — Me llamo Francis Thomas Iero pero puedes llamarme Frank o Frankie. Es un gusto conocerte Gerard— Sonrió.

Bajo El Sauce ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora