Hermanas para siempre...

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-No cederé Amelia, no cederé ni un paso-Decía la niña castaña empujando con la cabeza en la mano de la niña rubia

-Anabelle ríndete ya, ahora soy más alta y fuerte que tu, no podrás hacer nada-Dijo la niña rubia mientras sostenía en su mano una muñeca de trapo sobre la papelera

-Suelta a Marie en el suelo o te vas a enterar-Dijo librándose por fin de la mano de Amelia y empujándola fuera del alcance de la papelera

-¡Niñas! ¿Que os he dicho de jugar así en la cocina del orfanato?-Dijo una señora plantándose delante de las dos niñas en jarras

-Lo senimos madamme Rose-Dijeron las dos al unísono y salieron corriendo de la cocina...

-_-_-_-_-_-Tres años después-_-_-_-_-_-

Anabelle y Amelia eran las mejores amigas, casi hermanas, cada vez que estaban a punto de adoptar a una la otra lo fastidiaba todo para que no se la llevaran. Ahora ya eran adolescentes de 15 años...

-Amelia, sabes que tenemos prohibidisimo acercarnos a esta zona del bosque

-No seas miedica Anabelle, es de dia, no pasará nada-Dijo Amelia metiéndose en una cueva a explorar ante la mirada de Anabelle-¡Anabelle, ven mira!-Anabelle se dirigió hacia allí corriendo y lo que vió era impresionante, una capilla excabada en la piedra con una gran vidriera al fondo, no había ningún banco y el altar se encontraba en el centro de la capilla, la vidriera era de plata forjada y la forma de los vidrios iluminados hacía que la rosa que había dibujada en el cristal se reflejara casi en el centro del altar, y, de pronto, Anabelle reconoció aquel idilico lugar

-Amelia, estamos en un sitio sagrado, aqui se encuentra la armadura de el último paladín celestial, rápido vamos a subirnos en el escalon que hay junto al altar-Dijo Anabelle corriendo hacia el altar seguida por Amelia, la cual, justo antes de llegar se torció un tobillo y cayó al suelo, solo pudiéndose apoyar en el altar de piedra. La imagen de luz de la rosa se fue moviendo hacia al altar sin que le diera a Amelia tiempo a levantarse, y, del altar, sugió elevándose dramáticamente una espada de un brillo casi magico, era la Hrotti, una espada cuya hoja de hexikonn es capaz de abrir una puerta a cualquier lugar, cielo, tierra, o incluso infierno, su empuñadura de cuero de gigaduct, una bestia casi extinta, en la parte de abajo de la empuñadura, relucía un rubi hexagonal magico, que tenia el poder de revertir hechos pasados. Amelia se levantó de un salto, y, al ver que anabelle no podia ella sola con la espada, la ayudo estirando de la hoja, estiraron y estiraron pero no conseguian sacar la espada de aquel lugar, hasta que... *klin...* La hoja se habia separado de la empuñadura, anabelle sostenia entre sus manos temblorosas la empuñadura del que, el rubi habia salido volando hacia amelia, la cual, estaba a punto de caer a un vórtice que habia creado por casualidad, el rubi se adentró en el portal mientras Anabelle intentaba resacatar a Amelia, pero, esta, empezó a golpear a Anabelle para que la soltara, queria aquel rubi a toda costa

-Anabelle sueltame

-No Amelia, deja el rubi en paz, suelta la hoja, hasta que el vórtice no absorba la hoja de la espada no se detendrá

-Me da igual, yo quiero el rubí, adios Anabelle-y de un golpe seco se liberó del agarre de su amiga adentrándose en el vortice...

Ojos embrujadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora