CINCO

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Carta

Si la vida es lo que pasa... ¿Quién cuenta nuestras historias? ¿Quién reflexiona sobre nuestra desconocida existencia? ¿Algun extraño sopla con delicadeza nuestras cenizas, que al mezclarse con el viento se hacen invisibles?

Nadie lo sabe, no podría aclarar con mi mente si yo lo sé. Tal vez lo sepa, quizás no.

El misterio que se presentó ante mis ojos, a pesar de que yo no podía ver ha dejado en mí la peor de las impresiones sobre la moral y la ética ¿Qué nos ha pasado compañero? ¿Dónde está esa ingeniosa idea de buscar el porqué de la ética de las personas?

Me he dado cuenta. Todo eso no vale nada. La humanidad no existe y lo que creía maravilloso se ha tornado de lo más oscuro, estoy absolutamente seguro. Perdóname ¡No! Castígame por no haberme quedado en ese pueblito, tan asqueroso. Era mi lugar... sí que lo era.

Hace rato que no me mandas una carta ¿Es que todavía sigues vergonzoso? No te preocupes por eso, ni las paredes escuchan lo que digo, estoy bien dispuesto a leer tus letras.

Esta ciudad es una basura, los pobres y lisiados yacen en el suelo húmedo enterrados en la mugre. No puedo decir si están vivos. Estas desgraciadas criaturas me dan miedo, me ponen triste ¡Agradéceles! Que por ellas decidí adentrarme en el libro de los lamentos, donde llorarás sin parar, el lugar donde las almas y no-almas del Sheol no escuchan, sólo sollozan, gimen. Sus lágrimas no tienen color; no son hombres, ni mujeres, ni niños, tampoco ancianos.

Mencionando a las no-almas... Sólo echan agua hirviendo a la quemadura. Tendré que ofrecer un sacrificio para escribir su nombre. La sangre es mi tinta.

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