Bruja, así me llamas porque no te explicas por qué no logras apartarme de tu mente...
Bruja, porque me cuelo en tus sueños cada noche y soy la causa de tanto desvelo...
Bruja; porque alguien malintencionado te hizo creer que tus males eran por mi causa.
Bruja, bruja, bruja, si el amarte tanto se confunde con brujería me declaro culpable de haber deseado un día que te quedaras a mi lado para siempre.
Entonces tu también eres un brujo, que me tiene pensando en él todo el día, que siento me vigila, me espía.
El brujo de mis sueños y desvelos, de mi inapetencia, de mis lágrimas, de la sonrisa sin motivo, que por veinte años ha estado vigente en éste gastado corazón ilusionado...
¿O todo esto será simplemente amor? Y una conexión tan fuerte que al no entenderla nos asusta y ahuyenta a los dos, porque sabemos que a pesar del tiempo y la distancia existe una atracción que no tiene explicación.
