Sintió unos golpecitos en la espalda y una respiración agitada en su nuca. Luego las manos que la golpeaban comenzaron a agitarla levemente.
—Mmm...—gimió Jennie aún con los ojos cerrados.
Nadie contestó, solo un fuerte estruendo sonó y la guía se incorporó sobresaltada.
Miró a su alrededor confusa, con la visión aún borrosa. Una vez se hubo relajado, miró a su acompañante que la observaba con serenidad.
—Lisa, ¿qué ha sucedido?
Esta sacó la pequeña libreta y el bolígrafo, comenzó a escribir y cuando terminó, se la entregó a Jennie.
"Te quedaste dormida, pero de esa manera pude confirmar lo linda que te ves así, serena."
La guía sonrió inconscientemente y se sonrojó de igual manera.
Entonces recordó la escena que recrearon anteriormente. Ya no estaba segura si lo había soñado o realmente había sucedido.—Oye, ¿hemos estado aquí todo el tiempo?, ¿no hemos salido fuera?
Era imposible que aquello haya sido real, pero era exactamente lo que pensaba, pensaba que había ocurrido y lo que más la extrañó fue que desearía que no sólo haya sido un sueño.
Lisa negó y apoyó su barbilla en su mano, mirando fijamente a la morena. Sonrió ampliamente y todo se quedó en silencio.
Jennie no podía escuchar otra cosa más que la respiración tranquila de la rubia, la suya misma demasiado agitada y sus palpitaciones alteradas. Sentía todo su cuerpo arder y como se sentía cada vez nerviosa, más atraída hacia aquella mirada.
Aunque nada de sus palabras en ese sueño hayan salido de su boca en la vida real, sentir aquellos ojos clavados en ella era extraño, una sensación que nunca había experimentado estaba recorriendo todo su cuerpo y no, no era desagradable, pero tampoco quería sentir aquello por una chica que apenas había conocido hace un día.
—Tienes unos ojos hermosos, me gusta saber que solo me miran a mí de esa manera.—dijo la guía sin haberlo pensado antes. Se sonrojó aún más y se maldijo a sí misma por ser tan bocazas.
La otra joven volvió a escribir en la libreta.
"No podría mirar así a nadie más, porque nadie tiene una sonrisa como la tuya."
Volvió a maldecirse por casi morir de vergüenza debido a las palabras de esa chica.
En un segundo pudo escuchar el tono de llamada de su teléfono sacando a las dos chicas de su propio universo.
—¿Seunghyun?
—Por fin contestas, te he llamado cinco veces, ¿se puede saber dónde estáis?, el capitán me dijo que después del espectáculo os fuisteis.
—¿Cómo?
—Lo que sea, solo quería saber cómo vas con la chica.
—Ah. Ella. Estamos bien.
—¿Te ocurre algo?
—No, no, tengo que colgar, Lisa quiere seguir con la visita.
—Está bien, pero cuando te llame quiero que me contestes, me tenías preocupado.
—Descuida, Seunghyun.
Terminó la llamada y miró a Lisa.
—Me has mentido, dijiste que no salimos.
La rubia soltó una carcajada silenciosa.
Escribió rápidamente en el papel y sonrió de nuevo.