—Oh, vamos, llevamos siendo amigas desde los ocho años, mis tíos deben conocerte, les caerás bien.—dijo la morena más baja sujetando las muñecas de la menor la cual tenía una mueca de inseguridad en su rostro.
—Pero todos piensan que soy rara, no creo que tus tíos sean una excepción.—respondió la joven deshaciéndose del agarre de la mayor, llevándose las manos a la cabeza para despeinarse por los nervios y la desesperación por la incertidumbre de lo que su familia podría opinar sobre ella.
—Hablas como si fueras a presentarte como novia.—comentó Jennie entre risas.
Lisa soltó una pequeña carcajada y suspiró.
—Verás, Nini. Nunca he tenido amigos, tú eres la única que no me juzgó y siguió queriendo mi amistad.
Todos se negaban a conocerme, sobretodo las personas de mi mund- ciudad, pero tú quisiste hacerlo, es por eso que no quiero perderte, no quiero estropear mi gran relación contigo por culpa de mis rarezas. Eres las persona más importante para mí y-—Hey, hey.—la interrumpió la contraria colocando las manos en sus mejillas. —Limario, jamás podría dejarte, no ahora, y tampoco más adelante, nunca lo haría. Te quiero, te quiero demasiado así que por favor, cálmate y confía en mí.
La menor observó a la morena quien la miraba fijamente con total seriedad.
Aquellos ojos que estaban clavados en ella eran tan atrapantes, tan atrayentes, como si pudiesen teletransportarte a otro mundo. Pero para Lisa, viajar a aquel mundo no le suponía ningún problema. Ella amaba perderse en la mirada de su mejor amiga, amaba analizar cada cambio de color que se producía por la diferente iluminación que caía sobre aquellos cristalinos, amaba cruzar miradas con aquella chica. No podía evitar sentir como su corazón se agitaba cada vez que la joven con ojos felinos le dedicaba una de sus hermosas sonrisas, y aunque todo aquello la tenía estúpidamente enamorada, no podía gritar a los cuatro vientos todo lo que amaba de ella, porque para su desgracia, no eran nada, no eran nada más que mejores amigas, las que nunca se separarán pase lo que pase, pero Lisa sabía perfectamente que aquella promesa que hizo con Jennie tendría que romperla, y aunque aún no había razones para ello, sería cuestión de tiempo que todo aquello acabase, que todo llegase a su fin, que tuviese que dejar atrás a Jennie y volver a empezar de nuevo, viviendo como la soberana de Ghalderya. Tenía esa sensación y cuando ella presentía algo, nunca era en vano.Todo aquello la entristecía, la entristecía recordarlo ahora y siempre, recordarlo cada maldita mañana, cada vez que aquella chica le mostraba el gran cariño que sentía hacia a ella, por lo que no pudo evitar comenzar a llorar y abrazar a la contraria con fuerza, causando la confusión de esta.
—Limario, ¿qué te ocurre? Solo son mis tíos.
La menor se separó de ella y volvió a clavar la mirada en los ojos de la mayor, y aún entre lágrimas, sonrió ampliamente.
—Lo sé, Nini, lo sé.
—Con el paso del tiempo, voy entendiendo mejor por qué la gente piensa que eres rara.
La más alta rio entre dientes.
—Todos me conocen por eso.
—Pero tu rareza me gusta. O mejor digamos que no eres rara, sino que eres exótica, y lo exótico tiene un gran valor y tú, al serlo, tienes un enorme valor para mí, y aunque los demás no sepan darse cuenta de lo genial que eres, yo, como gran exploradora, he descubierto la más bella y hermosa joya de todos los tiempos. —contestó Jennie sacando un pañuelo de su bolsillo para secar las lágrimas de la contraria.