VI: ¿Cena Familiar o Mortal?

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Miles y yo seguimos sentados al pie del antiguo muelle, intentando procesar esta nueva información. Llevamos horas comiéndonos la cabeza intentando dar sentido a por qué esa fecha coincide con mi llegada a este lugar, aunque solo el día y mes, porque el año es el que viene. Durante un rato Miles no paró de especular que yo era ese poderoso ángel, prácticamente me he pasado el resto del rato intentando quitarle esa idea de la cabeza porque juraría que nací hace 19 años, no el año que viene. Lo que está claro que al parecer nada de lo que he estado viviendo es una coincidencia, si esa fecha me resulta familiar es por algo. Buscamos en cientos de páginas si realmente se va a producir un eclipse ese día, pero no encontramos nada, el libro tampoco es capaz de concretar con exactitud que es lo que sucederá, pues básicamente es una leyenda.

El cielo se ha tornado de un gris oscuro, las nubes cubren parcialmente las montañas. Negras y alborotadas bajan con el viento ligero por las laderas y comienzan a dejar las primeras gotas a lo lejos. El aire empieza a soplar más fuerte y choca contra las hojas de los árboles, de los cuales algunos ya están empezando a caer. El crujido de la madera comienza a acentuarse, indicando que el viento cada vez es más fuerte y que nuestra hora de irnos ha llegado. Miro a Miles que sigue hablando de teorías cada vez más locas a las anteriores y le hago un gesto para irnos ya. Pasa el resto del paseo hasta mi piso hablando sin parar, he dejado de escucharle hace media hora. Lo único en que puedo pensar es en lo poco que sé de todo esto, quizás lo único que pueda hacer es hablar con Ash y rezar porque sea sincero conmigo. No estoy nada segura de que lo pueda ser.

Me despido de Miles en la entrada y subo rápidamente para entrar en calor hasta mi apartamento. Nada más entrar un olor a comida deliciosa me invade el corazón. Veo a M en la cocina, con su delantal de propaganda de alguna tienda del centro, manchado por algo de salsa pero bien peinada y arreglada.

— Por fin has vuelto. — Dice al verme.

— Vaya, ¿y todo esto? — Pregunto sorprendida.

Me acerco hasta la mesa. Están colocados los platos más bonitos que tenemos, aunque ninguno que sea igual al anterior. Cuando llegamos aquí solo habían dos, así que tuvimos que ir a comprar al sitio más barato y eso era un mercadillo ambulante que vendía platos de distintos tipos, algunos con rayones de cuchillos o trocitos rotos. Los cubiertos están perfectamente alineados unos de otros e incluso hay servilletas bajo algunos. Teniendo en cuenta que nunca ponemos la mesa, eso parece un gran banquete. También está puesto en mantel rojo vivo con copos de nieve blancos que utilizamos en la navidad pasada, Hay música de fondo, suave y agradable. Me alegraría tener a M de vuelta y a su riquísima comida casera, pero hay 4 cubiertos en la mesa y eso indica que no lo ha hecho solo por mí.

— Una disculpa. — Se quita el delantal y se dirige al horno. — Espero que no te moleste, pero viene Luke.

¡Genial! Justo lo que necesitaba.

— Creía que era una disculpa, no un castigo. — Digo.

— Ay, April. Odio cuando te pones así. No lo conoces y ya es hora. Me da igual que te moleste. Va a venir. — Suena el timbre. — Ya está aquí. Báñate, cámbiate y por favor, maquíllate, tienes cara de no haber dormido desde hace meses.

Le hago una sonrisa irónica, y resopló antes de salir pitando de la cocina con la fortuna de no cruzarme todavía a Luke. Subo las escaleras de dos en dos y justo a la mitad escucho su voz:

— ¡Como bajes en pijama, a la que troceo será a ti!

Por desgracia, de M me espero de todo. Oigo como Luke entra a casa y se pone a hablar con ella, ¡Qué asco! Me meto en el baño y me desnudo. Observo que aún llevo la venda atada a mi muñeca. Me la quito con cuidado, sin antes soltar un pequeño quejido. Para mi sorpresa la herida está casi cicatrizando. También me observo la herida de la frente, pero no está. ¿Cómo se puede curar tan rápido? Ash me dijo que mis heridas se curarían antes, por la sangre de ángel. No me pienso quejar en absoluto, me vendrá de perlas por si a M se le cruza algún cable. Me ducho lo más lento posible, con la esperanza de que comiencen a cenar sin mí y no tener que ver a Luke más de una hora. El agua caliente se desliza por mis hombros hasta mis pies. El vapor comienza a invadir toda la habitación. Cierro los ojos y dejo caer el agua sobre mi pelo. Dejo la mente en blanco por unos segundos y siento paz, aunque no tardo en volver a recordar lo que he leído, pero mis pensamientos se van dirigiendo a la conversación de Ash de anoche. Dijo que era diferente, que no había sentido nada igual. ¿De verdad o simplemente quería que confieran en él para dejarme quedar en su casa? Quizás sea lo segundo, él sabía que debo estar en un lugar seguro. Entonces me viene a la mente el "ataque" de aquella sombra y se me pone la piel de gallina. Abro los ojos para volver a la realidad y me estremezco al ver que el agua se ha tornado negra como el carbón. Me aparto y cierro los ojos, mientras intento cerrar el grifo. Sin visualizar nada ni puedo cerrarlo y cuando vuelvo a abrir los ojos, el agua ha vuelto a ser transparente. Suelto un suspiro. Apoyo la cabeza en la pared y me paso la mano por la cara para quitarme el exceso de agua, cuando me doy cuenta que la herida de mi muñeca no está. ¿Queda algo normal en todo esto?

Alas de ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora