No me di cuenta cuando accedí a ser partícipe, pero creo que el besarlo tan dulcemente como pude bastó para imitar una afirmación de mi parte. Él estaba radiante, se le notaba (o era que lo conocía muy bien). Yo estaba dubitativo, pensativo, emocionado, asustado y terriblemente excitado.
No entendía qué me pasaba, pero desde ese momento pensaba en lo rico que me hizo Alberto y, por sobre todo, no me sacaba de la cabeza a mi Oasis. Me sentía sucio e infiel, irónicamente, inexplicablemente sentía que estaba engañando a Raúl.
- "No es que sea experto con tipos pero creo que no estás muy feliz, webon", me espetó Raúl con cara de intriga.
Me descubrió, pensé. Debía decirle todo lo que no le había dicho antes.
- "Es que, bueno, no te he terminado de confesar que soy gay cuando ya jugamos a ser novios y te beso y me haces cariños", traté de sonar lo más sensato posible.
Y era verdad, en realidad no había tenido la oportunidad de hablar con el Raúl-amigo. No le había dicho mis recientes experiencias ni descubrimientos. Y creía que, si íbamos a jugar a los novios, debía decirle las cosas lo más honestamente posible.
Y me dispuse a relatarle mi incontenible deseo de estar con hombres. Pensé que sería propicio para él también y su situación. Le dije lo de mi Oasis, le conté de mi estudiante secreto de baile. Incluso le conté de mi espectáculo anónimo en el baño del centro comercial. A todo el me seguía con cara de asombro cada palabra y debo admitir que con una erección. Pero lo que no pude contarle fue lo de Alberto.
Él pareció adivinarlo y me inquirió al respecto. Le dije que Al simplemente era juguetón pero que seguro no hacía nada. Intentando no delatar mis incomprensibles nervios, le dije que no entendía sus celos si no habíamos empezado nuestro juego... Igual creo que no me creyó del todo, pero al menos bajó la intensidad con Alberto.
Me dijo que él si era muy celoso, y que si era suyo no era de más nadie. Creo que en ese momento me vio la cara de incredulidad. Y es que era incredulidad extrema: ¿"suyo"?, ¿y lo de la otra noche con Eduardo fue mi imaginación?, ¿y ahora que hacía con mis crecientes ganas de más con todos?...
Disculpándose me dijo que se sorprendía de saber que todo eso pasara en un sitio tan público como un baño. Que no se imaginaba eso del catire, y que definitivamente quería verme hacer lo que le mostré al desconocido.
Aún no entendía mi decisión de ocultarle lo de Alberto y Cheo... Pero si me sorprendí de decirle que no le prometía nada y que estaba muy, muy excitado y calenturiento, por lo que sería difícil cumplir.
Eso lo molestó, me agarró con fuerza y me haló hacia su asiento. Tomó mis nalgas y me inclinó a su boca, me besó y me dijo que quería hacerme entender lo mucho que quería que le hiciera completo lo de la otra vez.
-"Entonces rompamos la tensión y acabemos con estas ganas", dijo sonriendo y metiendo un dedo bajo mi boxer y entre las nalgas me mordió la boca
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Orestes
RomanceUn chico que descubre sus sensaciones y se va probando a sí mismo hasta donde puede llegar en el mundo del placer