Capitulo 14✍

26 8 16
                                    

Me removí sobre la superficie suave en la que me encontraba, unos murmullos se escuchaban a lo lejos. La voz de dos personas que parecían estar teniendo una discusión.

Desperté y mis ojos se clavaron en el techo de madera que se encontraba sobre mi, no me moví, toda la información comenzó a llegar a mi como una bofetada y entonces me pregunte en donde me encontraba. Mire hacia un lado y me incorpore rápido cuando vi a Izan observándome curioso, no pude evitar pensar en cuanto tiempo había estado observándome. El no dijo nada, su expresión no cambio y yo comenzaba a inquietarme.

-Que ha pasado?- mi voz salio ronca, me senté a la cama y acomode mi cabello, de pronto me importaba si me veía bien o mal.

-Que ha pasado?- se rió sin gracia- Tu te has ido a meter donde no debías, eso ha pasado- se levanto y tomo su cabello mientras lo jalaba en señal de frustración. No entendía por que le importaba tanto mi situación pero sin duda me molesto que utilizara ese tono conmigo.

-A ti que mas te da? No iba a dejar a mi hermano por su cuenta- de pronto me sentía como si estuviera regañandome, de cierto modo eso hacia, lo cual me enfureció.

-Yo te salve el trasero niña tonta, agradécele a tu hermano los golpes- enseguida se arrepintió de lo que había dicho, quiso retractarse pero ninguna palabra salio de su boca.

-A que te refieres? Donde esta Michal?- no iba a creerle, mi hermano no tenia nada que ver con esto, el había sido una victima al igual que yo.

-Pregúntaselo tu si tanto te interesa- me miro fríamente y camino hacia la puerta.

-Izan?- camine hasta el y lo abrace desde atrás, toda su espalda y sus hombros se tensaron, no sabia que estaba haciendo pero estaba demasiado agradecida con el- Gracias, enserio, de no ser por ti...- comencé a decir. 

-No agradezcas, solo deja de meterte en problemas o voy a pensar que lo haces para acabar en mi cuarto- se volteo riendo y yo me deleite con su expresión, sin duda era bipolar.

-Idiota- reí y golpee su hombro, el hizo una mueca simulando dolor- Quienes eran esos hombres? Por que me querían?- balbucí. Su expresión volvió a cambiar y me miro serio.

-Digamos que llevarte a la carrera no ha sido una buena idea- lo mire confundida y el suspiro- Tengo a personas peligrosas a mi alrededor, no mas que yo pero ya sabes- se encogió de hombros- siempre hay algún imbécil intentando joderme.

-A ver si entiendo, trabajas para aquel hombre?- fruncí el ceño, comenzaba a enfadarme, de nuevo.

-Que? Claro que no, ellos intentan reclutarme para vender drogas, desde que me negué hacen lo imposible para presionarme. Creyeron que me importabas y por eso te han raptado- explico rápidamente, evito todo el tiempo el contacto visual.

-Y no te importo?- susurre. Se encontraba cruzado de brazos, mirándome como si algo en mi le llamara la atención, curioso e inspeccionando cada una de mis expresiones.

-No, ya deberías irte de seguro tu hermano esta esperándote- su tono fue frió, hostil. No iba a negarlo, tenia la esperanza de que dijera que si, una pequeña parte de mi quería importarle a este chico que parecía no importarle nada.

-Por que me has rescatado entonces?- la pregunta se escapo de mis labios antes de que pudiese retenerla, me arrepentí, no quería que pensara que estaba interesada en el aunque lo estuviese, desde aquella noche.

-No te hagas ilusiones chiquilla, la única razón por la que estas aquí y no amarrada en esa silla es porque fue mi culpa que estuvieras allí- quise abofetearme por ser tan ingenua, era de Izan de quien estaba hablando, el chico narcisista que no se preocupa por nadie mas que por si mismo. Sin embargo sus palabras habían dolido. Me levante bruscamente de su cama y cuando pase por su lado me detuve y lo mire tan fríamente como el lo hacia.

-Tal vez si dejaras de ser tan despreciable la gente se te acercaría- dije entre dientes, el negó con la cabeza y una risa ronca salio desde el fondo de su garganta, bajo la cabeza un momento para luego volver a posar sus ojos firmes en los míos.

-No lo entiendes cierto? no quiero que ni tu ni nadie se me acerque- acerco su rostro amenazante al mio y en ningún momento su expresión demostró nada, absolutamente nada, ni siquiera pestañeo al decirme aquello. Baje la cabeza y medite un momento las palabras que había dicho.

-Espero que algún día dejes que alguien entre aquí- apoye mi dedo indice en su pecho, justo donde su corazón descansaba- porque de lo contrario, comenzara a secarse y anhelaras poder sentir algo- deje una leve caricia en el lugar donde antes había reposado mi dedo y lo mire, por un segundo creí haber visto como su expresión se suavizaba, pero en un pestañeo su expresión fría y distante volvió a aparecer.

Salí de su habitación sin decir nada, sintiendo que había perdido una batalla. 

¿Que había pasado en la vida de ese chico que lo convirtió en eso? 

IzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora