— ¡No! —exclamó un tanto frustrado—. No te llamé para eso... —murmuró acercándose y respiré con dificultad—. Quiero que dejes de alejarme —escupió para luego tragar saliva y lo miré adolorida, me superaba.
— Ya te dije que es todo lo contrario... —dije con voz más baja intentando no quebrarme, pero se volvía inevitable, me dolía todo y él me miraba expectante—. Tú me estás alejando al querer casarte con ella —solté en un sollozo inevitable y de inmediato me cubrí el rostro con una mano.
(...)
— Auds... Por favor —murmuró con voz baja y forzada cuando dio en cuenta de que me iba a largar a llorar.
— Entonces dime, ¿qué haces aquí? —pregunté directamente con voz ahogada y la mano aún sobre los ojos—. ¿Qué quieres? ¿A qué viniste a Nueva York? —continué intentando hilar las pablaras.
Sabía que eran muchas preguntas para él, pero todas resultaban en la misma respuesta. Joe no respondió automáticamente y yo pasé mi mano a la nariz, apretando el puente y cerrando los ojos, una sencilla y silenciosa lágrima cayó al piso y su rebote contra mi zapato resonó en mis oídos con fuerza. Esnifé una sola vez y finalmente volví a alzar la cara.
— Yo tengo... —dijo tomando aire—. Tengo unas presentaciones con los chicos... Y un evento al que debo... —murmuró pasándose una mano por el cabello, sentí un golpe de calor dar contra mis mejillas.
— ¡Ah! Para eso vienes —mascullé interrumpiéndolo—. Está bien, suerte —agregué con molestia y estuve por darme vuelta, pero Joe abrió un poco más la puerta.
— ¡No, espera! No quise decir eso —dijo apresurado y volteé de nuevo intentando mantener mi centro—. Estoy aquí por ti... Lo sabes —agregó con esa maldita mirada de cachorro abandonado.
— ¿Qué estás buscando de mí? ¿Para qué me hiciste venir? —lo miré rogando que desviara la mirada de la mía porque no me sentía capaz de sostenerla demasiado tiempo—. Habla rápido, no tengo tu tiempo —pronuncié rápidamente en el intento de evitar un llanto tendido.
— Necesito hablar contigo... —sus ojos se nublaban en duda e inseguridad y los míos en lágrimas, un nudo estaba constriñendo mi garganta, impidiéndome respirar de manera correcta—. Entra, por favor... —pidió un tanto frustrado.
—No —negué con la cabeza—. Prefiero que me lo digas aquí —tragué saliva y él suspiró pesadamente.
— ¿Así va a ser? —preguntó ligeramente exasperado para después morder sus labios, alcé las cejas y no respondí—. ¿Me vas a seguir evitando? —soltó con voz estrangulada.
— No tengo nada que hablar contigo, entendí todo, no tienes que inventar excusas para justificarte —mi voz era baja y lenta, no supe cómo logré decir todo de corrido.
— ¿Lo ves? ¿Por qué siempre intentas zafarte? —cuestionó con desesperación, sabía que se estaba controlando para no entrarme al penthouse a la fuerza.
— No estoy intentando nada —murmuré mirándolo luego de tomar aire—. Ya me quedó bastante claro que quieres pasar el resto de tu vida con ella, que por fin encontraste lo que estabas buscando —odiaba mi maldita bocaza, por supuesto que de ninguna manera me quedaba claro como algo así podía haber ocurrido, y mucho menos lo aceptaba, pero me sentía atacada y necesitaba defenderme de alguna manera.
— ¿Cuándo vas a dejar de esquivarme? —masculló mordaz, apreté la mano izquierda, quería desviar el tema.
— No era necesario que me llamaras —defendí soltando aire con fuerza.
— ¿No lo era? ¿Pensabas venir por voluntad propia? —apreté los labios y él sonrió de lado ligeramente—. Lo sabía... —cerró los ojos con aire ganador, lo odiaba.
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The Girl Next Door ➵ Joe Jonas (Short Story)
Fiksi PenggemarElla era "the girl next door" para él. Él era una superestrella, pero cuando estaba con ella, nada de eso importaba. Su historia de encuentros y desencuentros terminó en una amistad y un poco más. Pero todo se hizo trizas por un simple y signi...