13/04/1916

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Querido diario:
Hoy podría ser uno de los peores días de mi vida, es el segundo aniversario de la muerte de mi hermano (y de mi padre), se me vienen a la mente todos los momentos que pase junto a él desde los juegos hasta cuando me cocinaba un simple espagueti, su sonrisa siempre me alegraba y cuando sacudía mi cabello con sus dulces manos me lograba tranquilizar. Aun no logro comprender porque me arrebataron una de las pocas cosas  que  me hacían creer que mi vida no era un completo desastre.
La última vez que lo vi fue en la puerta despidiéndose de mamá (estaba llorando mucho esa fecha, parecía más estar en un funeral que un adiós) mientras tanto mi padre le estrechaba  la mano fuertemente. Yo no sabía nada así que salí corriendo hacia él y le pedí que jugáramos con la pelota, este se arrodillo y me miro a la cara, me froto el pelo con su mano derecha y me dijo “la próxima vez será, Amadeo”   se levantó y cerró la puerta a la vida (Seguramente lo que en verdad quería decir era "Lo siento, Amadeo. No habrá próxima vez")
Pero  esta declaración depresiva no termina aquí, 1 años después de la de declaración de la guerra (la que aún sigue) me dijeron que deberé ir a reclutarme ya que a este estúpido estado le faltan soldados que enviar a matar; pero siendo franco contigo, diario, estoy desesperado por no ir, no entiendo a esa gente que pasa gritando por la calle con tanta confianza que ganaremos, parecen todos sonriendo cuando alguien se va y todo esto... ¿Con que fin? ¿Tener tierras en las cuales trabajaremos y riquezas que se quedara el estado? ¿Quién me asegura que también me convendrá? a mí ¿nadie me devolverá a  mi hermano, no?

Amadeo Salvatore D'micoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora