El Desvelo de un Misterio

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     ―¿Có-cómo...? ¡¿Cómo qué mi padre desapareció?!
     ―Es tal como lo oye, Srta. Sera: Su padre desapareció. Esta mañana, nosotros hemo-...
     ―Lléveme ―interrumpe.
     ―¿Qué?
     ―Lléveme... a las Ruinas.

El Sr. Cheese no opone una negación y lleva a Elly hasta las ruinas. Cuando el auto para en frente del camino que los dirige para allá, ella abre abrupta la puerta del auto y sale corriendo con todas sus fuerzas hacia la ruina investigada. Al llegar, cansada, observa todo a oscuras. A su lado, un generador apagado que conecta a la luces del interior. Elly prende el generador y la fuerza de sus caballos poco a poco daba energía para iluminar.

Cuando las luces se encienden, un escenario horrible se presenta ante ella.

     ―¿Pero qué demonios?

Ante ella, estaba el interior de las ruinas. Si... Pero el interior de esta estaba destrozada. Mejor dicho, lo que estaba dañado era una pared entera cuyos restos, esparcidos como si se hubiese tratado una explosión, yacen en diferentes puntos y tamaños de la sala.

     ―¿Qué demonios pasó aquí?

El impacto producido en la cabeza de Elly la hace, de alguna forma, avanzar con temblor esperando lo peor. En su primer paso, oye y siente una cosa algo viscosa-líquida que pisa su bota. Al levantar su pierna y girar su pie, puede notar que una mancha escarpentosa roja está. Con su dedo, arrastra un poco la sustancia y lo huele, denotando un fuerte y curioso aroma a...

     ―¿Hierro?

Entonces se da cuenta de algo: La sustancia roja, con olor a hierro, no es nada más y nada menos que...

     ―¡¿Sangre?!

Elly, en ese momento, teme lo peor. Pero de algo si que esta segura: Debe averiguar dónde está su padre. Y para cuando decide correr hacia el interior de la ruina, dos brazos la sujetan a ella fuertemente y la arrastran hacia atrás.

     ―¡Sueltenme! ¡He dicho que me suelten!
     ―Srta. Sera, lo siento pero, no puede entrar a la ruina ―le dice el Sr. Cheese, quien aparece detrás de los dos sujetos.
     ―¿Cómo qué no puedo? ¡¡Debo!! ¡Mi padre debe estar allá dent-...
     ―Como le dije Srta. Sera, su padre no está allá dentro.

Con una sombra bajo sus ojos, el Sr. Cheese abre paso y le muestra, al fondo, entre unos árboles, varios bultos que yacen en el suelo cubiertos con mantas blancas.

     ―E-eso son...
     ―Uhm, cadáveres ―dice descontento el Sr. Cheese―. Cadáveres, de algunos de los geólogos que ayudaban a su padre, y de dos guardias.
     ―¿Algunos? ¿Y que hay de los otros?
     ―Heridos y hospitalizados para estos momentos...

Elly para por un momento y cabizbaja, comienza a preguntar:

     ―¿Por qué me comenta de ellos, Sr. Cheese...?
     ―Porque eso es lo que le quería decir: Entre todos los muertos y heridos, no estaba su padre.
     ―¡¿Cómo que no estaba?! ¡Debe haberlo! ¡¿Seguro que buscaron bien!?.
     ―¡Y lo hicimos! ¡Tres veces!, pero...
     ―¿"Pero"?.
     ―No lo encontramos. Lo único que sí encontramos, fue este pequeño paño bordado con su nombre.

El Sr. Cheese mete su mano en su chaleco y saca un pañuelo azul de bordes dorados y una leyenda que dice: "Para: Mi papi Harvey" el cual, parecia ser hecha por un novato.

     ―Eso es... ¡el pañuelo que le hice a mi papá de niña!

Los sujetos que tenían a Elly pronto la sueltan, y el Sr. Cheese le entrega en su mano el característico pañuelo.

Life's Bizarre Adventure: Strike the HornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora