Cap 17

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-¿Que es eso de agujero? -preguntó Hans, inquieto.

-Mejor di ¿Quién es el agujero? -dijo Katt-. La respuesta se esconde en la propia pregunta. Ejercita un poco las neuronas, perro traidor, te hace mucha falta.

-Frío, frío, gañán -contestó el gato.

-La única palabra con sentido propio en la pregunta es 'agujero', ahí debe estar la respuesta -dijo Niña, pensativa.

-Caliente, caliente, señorita. Vas muy bien.

-Y si no es qué sino quién no queda otra más que el agujero sea una persona, un miembro de alguna de las familias del Reino -siguió la joven.

-Si es una persona, tendrá un oficio, que puede ser hacer agujeros...

-Frío, frío, que yo no he sido.

-O quizá esté relacionado con agujas.

-Caliente, caliente, muy caliente, damita.

-Y la aguja más importante que hay aquí es esa -dijo Niña, señalando a la torre que se alzaba en medio de la ciudad, brillando con su luz azulada.

-Muy bien señoría, ¡caliente! Me quemo, me quemooooo.

-¡Lo tengo! El agujero es la persona que ha construido la aguja -dijo Hans, victorioso.

-Pues claro que no, gañán. La aguja la construyó el Señor de los Cristales Rotos ¿Quién si no? -dijo el gato, meneando la cabeza, disgustado.

-Entonces el agujero es... el guardián de la Aguja -apuntó Nina.

.¡Bingo para la señorita rubia! ¿Has visto patán? Así es hace -dijo Katto-. Solo una precisión mi lady, el agujero no es un guardián, sino los guardianes de la aguja. No, no pregunteís. No quiero estropearos la sorpresa... Parece que vamos a ir a hoblar con él-ellos.

-¿Cómo nos pueden ayudar esos agujeros? -dijo Hana.

-Como les llames agujeros vas a acabar muy mal, gañán, lo mejor será que procedas a no abrir la bocaza en su presencia. Pero en fin, contestaré tu pregunta. El agujero nos puede ayudar usando una de las magias más poderosas del Reino de los Cristales Rotos: el contro-tempo. Pero no creo que se presten a colaborar, el agujero está-están chiflados y es-son muy quejicas, huraños y avaros. Me apostaría mis calzones a que él-ellos no nos dejan ni subir a la torre -dijo el gato.

-Nos ayudarán. Me debe-deben un favor -dijo Niebla, sin aportar más explicaciones-. Pero antes tenemos que pasar por el bazoco de las sombras fugadas, necesito un par de cosas. En marcha, no hay tiempo que perder.

Hans quería preguntar por el contro-tiempo, el bazoco de las sombras fugadas y un montón de cosas más, pero estaba tan sobrepasado por la situación que prefirió guardar silencio. Cada vez que hacía una pregunta, en vez de encontrar una respuesta, se abrían cinco preguntas más. Quería volver a casa y si visitando ese dichoso lugar lo conseguían no pondría objeciones. Aunque el nombre, bazoco de las sombras fugadas no resultase muy tranquilizador.

Niebla abría la marcha, seguido a unos pasos por sus dos amigos y por el caballero Katto Von Kitten, un gato común  (Que tenía muy poco de común) vestido como un caballero del siglo XVII, con calzas y medias de seda y un bonito jubón dorado. Hans seguía muy sorprendido por la actitud de Nina. Era como si ella no tuviese demasiadas ganas de regresar a casa, como si aquel mundo extraño la fascinase. Si novia preguntaba y se interesaba por todo, devorando las cosas que el gato les contaba. Niebla, sin acercarse al grupo, permanecía en silencio con la cara sombría. Parecía que su amigo no estaba muy a gusto con la situación, estaba claro que no le gustaba que ellos estuvieran allí, ni que el gato les revelase tantos secretos sobre el Reino de los Cristales Rotos.

Niebla Y El Señor De Los Cristales RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora