Ya llevo cinco días patrullando el Barrio de la Justicia. Hoy es el último antes de mi día libre.
No he vuelto a hablar con Demu, ni he visto a Grecia. Supongo que podría sencillamente entrar en su casa y ya está, pero las cámaras me intimidan muchísimo. Lo más probable es que Inteligencia me viese hablar con la niña y entrar en una casa, porque hay una cámara en la esquina del callejón. Quizás nadie estaba mirando por esa cámara en el momento en el que entré y por eso sigo viva, pero tuve suerte una vez. No puedo reunirme con ellos cada día sin ser vista, así que solo he hablado con Demu una vez por miedo a que me detengan.
Hoy volveré a pasar por el callejón, como cada día, con la esperanza de que Grecia surja de entre el montón de basura. Así podré decirle que me quiero unir a ellos. A los Piratas.
Necesito saber lo que está pasando en esta ciudad, y la única forma es que Demu me lo cuente. Si es verdad lo que dice y media Inteligencia está hackeada, tiene acceso a muchísima información que no se nos cuenta. Además, dijo que tenía aliados fuera de la ciudad, y supongo que estos podrán proporcionarle datos importantes.
Por otra parte, no estoy segura de poder confiar del todo en Demu. El hecho de que no me hayan detenido me da mala espina. Quizás trabaja para el Gobierno y me están poniendo a prueba, pero no puedo saberlo a menos que vuelva a hablar con él.
A pesar del miedo que me da esta situación, si quiero llegar al fondo de todo esto tengo que unirme a la resistencia.
Es hora de ir a trabajar, así que entro por la puerta de la valla electrificada y me dan las armas. Estoy deseando que sea mañana, porque tengo una cita con Eduard, una de las de verdad, porque podremos intercambiar opiniones sobre todo esto. Tengo el presentimiento de que él también podría ser Rebelde. Demu también dijo que había Piratas en Sombra, así que Eduard podría ser uno de ellos.
Llego a la plaza de la fuente y el parque, y recuerdo a Vanesa chillando para que no me llevase a su hija. Sigo caminando, no puedo quedarme parada mucho rato. Me meto por las calles hasta que llego al callejón.
Grecia está parada justo en medio, mirándome fijamente.
¿Habrá alguien mirando por esa cámara?
Me van a pedir que me lleve a la niña. Me lo van a pedir otra vez. Por favor, otra vez no.
–Hola Grecia –la saludo conteniendo mi histeria–. ¿Demu sabe que estás aquí?
–Me deja estar en el callejón–responde. Se encoge de hombros–. Han traído manzanas. Son raras. ¿Quieres una?
Vacilo. Me está invitando a entrar en su casa. Nos están viendo desde esa cámara.
–Grecia, cariño, tengo que...
–La cámara no va. Demu la rompió –me dice.
Suspiro de alivio.
–Vale, voy contigo.
Menos mal...
Sigo a Grecia hasta el portal y entro detrás de ella. La pierdo de vista cuando sale corriendo al interior de la casa. Oigo cómo le explica a Demu que no había vuelto porque no sabía lo de cámara. Qué niña más lista.
Al llegar al salón, veo que están en un despacho al fondo de la habitación. Un chico al que he visto alguna vez cogiendo el autobús esta semana sale a saludarme. Parece que ronde la misma edad que yo, como Demu. Grecia sale detrás de él y me da una manzana. Es roja con machas verdosas. Le doy un buen mordisco.
–Alicia, ¿no? Te vi patrullando estos días, pero no me atreví a decirte nada por si las moscas –. Me da dos besos y me sonríe–. Me llamo Bromo.
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El Barrio de la Justicia
Ciencia Ficción"Hacía tiempo que no estaba tan eufórica ni me sentía tan bien, pero tengo que pararme cuando la canción ya está llegando al final. Hay alguien detrás de mí. No lo he visto, pero lo sé. Se me resbalan los cascos de la cabeza cuando la giro rápidamen...