Capítulo siete: Sector tres

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"¿No parece que hoy el sol brilla más de lo normal?"

JongIn suspiró al mirar por la ventana, tenía los ojos desenfocados, estaba apoyado en el alféizar de la ventana, cubierto por la luz cálida del día, se había detenido por enésima vez en medio de su trabajo porque no podía mantener la concentración.

"¿Qué quieres decir?"

La camisa blanca de costumbre, los habituales pantalones negros ajustados que dejaban my poco a la imaginación.

"Quiero decir..."

El contorno perfecto de su perfil.

"¿No parece que hoy es un día maravilloso?"

Mientras JunMyeon, a corta distancia de él, luchaba con extrema habilidad entre pesadas carpetas, documentos aburridos y un montón de trabajo en su escritorio.

"Bueno... ¿No es muy diferente de ayer?"

"Uhm".

No entiendes lo feliz que estoy. Pensaba JongIn mientras lo observaba.

"¿Estoy equivocado? ¿Quizás quieres decir que hoy está un poco más caluroso de lo normal?"

No, me refiero a que eres un idiota.

"Sí..."

JunMyeon levantó la cabeza, sintió una ligera incomodidad en la voz del otro, era tan amarga como un café sin azúcar.

"¿JongIn? ¿Qué pasa?"

Con cuidado, colocó el papel sobre el escritorio y dio unos pasos, arrastrando sus pequeños dedos blancos sobre el color nogal del escritorio, luego colocó una mano sobre el hombro de JongIn y le estiró el cuello.

"Cariño, mírame, por favor..."

Se sintió cegado por los deslumbrantes rayos del sol, que en realidad brillaban más fuerte que nunca, y la piel brillante de sus mejillas rosadas se tornó casi fosforescente.

JongIn giró la cabeza, entrecerró los ojos, entreabrió sus labios rojizos, mientras que JunMyeon frotaba la mejilla con un pulgar de arriba abajo, paseando por la mandíbula, hasta llegar a la boca.

"Dime, JongIn".

Luego se acercó, acariciando sus labios con muchísimo cuidado, humedeciendo su piel seca con su saliva espesa, saboreando un poco esas suaves y calientes pulgadas de carne. Luego metiendo los dedos a través del grueso cabello castaño de su pareja, levemente rizado ese día, empujando su cabeza con elegancia, suavidad.

"¿Qué debería decir?"

"Eres raro, ¿dije algo malo?"

Forzándolo a volverse hacia él.

JongIn puso sus manos sobre sus caderas levantándose lentamente por su espalda, frotando por encima de la camisa morada que JunMyeon llevaba puesta ese día.

"No".

Sí, lo hiciste.

JunMyeon sacó su lengua y la empujó firmemente hacia la boca de JongIn, comenzó a jadear y refunfuñar contra esta, JongIn lo alejó por unos segundos para lograr hablar.

"Y ahora, por favor, deja de seducirme, JunMyeon. Sabes la poca fuerza tengo".

"No te estoy seduciendo".

Room n.72Donde viven las historias. Descúbrelo ahora