Capítulo 3.
El poder del no saber.
Al fin entiendo por qué la gente odia los lunes.
En otros momentos me haría gracia, pero hoy... hoy no.
Preferiría que nada hubiera pasado. Tras eso risas resonaron por todo el patio. Levanté mi mirada fijándola en el moreno que había lanzado, el cuál se desternillaba en el suelo. Notaba un líquido bajar lentamente por mis labios. Sangre. Si, definitivamente odio los lunes.
Me levanté del suelo, en el cuál me encontraba por el fuerte impacto, y con paso lento y la cabeza gacha me dirigí a la enfermería.
Tras un paquetito de algodón gastado, la vieja enfermera consiguió parar la hemorragia y me envió de vuelta al patio ¿En serio pensaba que iba a continuar? Al entrar por la puerta del patio noté como me observaban y al levantar la mirada vi al amigo del "lanza pelotas" que me miraba fijamente ¿Y a este qué le pasaba? Me seguía mirando y yo no iba a apartar la mirada así que estuvimos un buen rato, hasta que aburrido de esperar, miró al frente y se puso a correr tras el balón.
Minutos más tarde la campana tocó.
Mientras todos salían esperé a Dianna que se encontraba al final del campo, al salir todos me miraban, algunos con cara de risa u alivio, pero lo que más me sorprendió fue el comentario del "lanza pelotas"
-Oye, deberías jugar como portera. Se te da bien parar balones y...
-Déjala ya Mike, y vamos.- Dijo firme el rubio.
- Pero...
- Vamos.
Y se fueron...
Poco después apareció Dianna, que con cara de preocupación, me examinó.
-¡Mira qué son burros los tíos!- Dijo mientras acariciaba suavemente uno de mis pómulos que imagino, seguirían rojos.
-Bueno Dianna, déjalo ya...No tiene importancia.
-¿Qué no tiene importancia? ¡Ese desgraciado no se dignó ni a disculparse!
- Dianna.-Paré y la cogí de los hombros para que me mirara fijamente.- Déjalo.
Y entré al vestuario con una Dianna refunfuñona tras de mí.
Al entrar, el fuerte olor a jabón y toallitas mezclado con el sudor había creado un ambiente raro que hacía difícil acostumbrarse. Me senté en el banco mientras retiraba mi ropa de gimnasia y entré en la ducha.
Dianna vino poco tiempo después.
-¿Sabes de lo que me acabo de enterar?
-Sorpréndeme...
-¡Samantha Racott tiene un tatuaje!
-¿Y?
-Bueno...Creí que te gustaría "cotillear" .- Enfatizó con los dedos.- Ya sabes, hablar de las cosas y...
-Sé que significa, pero ya sabes que no quiero saber nada de Samantha.
Samantha Racott era considerada una chica mala. No solía venir mucho a clase y cuando lo hacía se situaba en el último sitio y se dedicaba a sacarse fotos o hablar con los de su alrededor. Era considerada de las más guapas de todo el instituto, ella era morena con unos grandes ojos azulados, aunque siempre los estropeaba mucho poniéndose demasiadas capas de maquillaje que solo creaban arrugas en sus párpados, y además, tenía un cuerpo digno de envidia con el que llevaba a donde quisiera a cualquier chico del instituto. No era una buena chica, para mí era una de las más odiosas y malas, pero ¿Qué importa mi opinión contra la suya?
Salí de la ducha y me vestí. Luego de intercambiar alguna que otra palabra con Dianna, me dirigí lentamente a mi casa.
Al ir paseando por las tres calles que me distanciaban de mi destino, pude observar como la mayoría de los chicos del partido se encontraban medio metidos en una especie de callejón en donde fumaban y hablaban. Samantha se paseaba por la zona en busca de llamar la atención pero lo único que conseguía era miradas de fastidio por parte de los chicos.
Seguí observando cada detalle hasta que caí en que una mirada estaba chocando con la mía. Al levantar la cabeza y buscar esos ojos que me observaba, pude apreciar al chico moreno de antes. Me miraba tranquilamente mientras soltaba el humo del tabaco pausadamente. Lo tenía claro si pensaba que iba a apartar la mirada, y por ello, con una sonrisa, él la apartó primero, encerrándose en una conversación, no sin antes mirarme por última vez y guiñarme el ojo, no tenía suficiente con el balonazo.
Menudo lunes.

ESTÁS LEYENDO
En solo dos segundos.
Teen FictionLunes. Sí. Hoy era lunes. Normalmente un 99% de la población te podría afirmar que los lunes son los peores días de la semana , y digo un 99 por la cantidad de caras largas y aburridas que puedo apreciar desde la ventana de mi clase de biología a l...