Corrí durante un rato, no sabría decir si fueron horas o minutos, pero que más daba, al fin había podido salir de allí. Me detuve cansada frente al ardiente Sol, no podía más, me deje caer en el duro suelo. Mi respiración era agitada y rápida, la arena quemaba. Observe el paisaje que me rodeaba, era seco y hostil, muy diferente a como lo recordaba. Los estragos causados por la guerra eran notables, no había ningún otro ser vivo por aquellas tierras o eso pensé. Me levante y explore el lugar en busca de comida, tenía hambre y mucha sed, pero allí no había más que rocas, arena y algunas plantas secas o muertas.
Recordé las clases de supervivencia improvisadas de Sam, el pasaba horas estudiando sobre el mundo exterior para aprender a ser un soldado, como un día lo fue su padre y su hermano. Me arrodille y comencé a cavar, la arena me quemaba y las rocas me cortaban, pero sentía que no podía rendirme y que debía seguir buscando. Suerte que lo hice, el agua fresca del suelo no tardo en cubrir mis manos. Comencé a beber no estaba buena pero era muy refrescante y aliviadora. Después me lave la cara y las manos , recogí la que pude con un pequeño recipiente que llevaba en la mochila y seguí mi camino. Anduve un poco más hasta que el Sol se posó sobre el horizonte. Debía encontrar un refugio donde pasar la noche rápido. Recorrí los alrededores y vi lo que parecían ser los restos de un viejo avión de guerra. Fui a comprobar que era seguro. Los sillones del fondo milagrosamente estaban casi intactos. Me dirigí hacia ellos observando el interior del navío, imaginando su historia, esos hombres dispuestos a luchar por su gente subiendo orgullos y confiados, y después viendo caer a gran aquel navio echando fuego por la cola y estrellándose contra la peña. Me tumbe usándolos de colchón y la mochila como cabecera. La luz de la Luna cubrió aquel valle, me sentía cansada, me pesaban los parpados, pero no podía dejar de mirar aquel lugar. Respire profundamente y me quede dormida.
Esa noche soñé con Sam. Estaba en un prado lleno de flores de colores vivos y hermosos, persiguiendo una mariposa que me llevaba con Sam. Él estaba sentado bajo un almendro, llevaba un libro de cuentos. Su voz me llamaba, era tan dulce como la recordaba. Me acerque con una sonrisa y me senté a su lado.
“¿Estas lista? –Me pregunto sonriendo, a lo que asentí.
Abrió el libro y de él empezaron a salir pájaros blancos volando y cubriendo el lugar.
“Wow…”-murmure asombrada por la belleza de aquellas aves.
De pronto los alrededores se llenaban de familias abrazándose, niños jugando, gente riendo y disfrutando.
“La paz está aquí Ellen…”-sus ojos brillaban sinceros y tranquilos, se levantó y fue con los demás que se habían agrupado frente al almendro. Se colocó entre mama y Tom y me extendió la mano.
“Ven con nosotros Ellen…”-pronunciaron sus labios.
Me levante y trate de ir, pero las ramas y raíces del almendro crecieron y se unieron encerrándome dentro. Comencé a llamarlos sin obtener respuesta. Sentía como se humedecía una de mis mejillas, pero no había derramado ninguna lágrima. Abrí los ojos y desperté.
“Solo era sueño…”-reaccione.
Sentí un peso en mi regazo, mire y encima había un gato grisáceo con rayas blancas.
- ¿Pio?-lo mire bien de arriba abajo, el maulló y froto su cabeza contra mí.
- ¡Pio!-lo abrace feliz y lo acaricie, no podía creer que hubiera sobrevivido tanto tiempo solo.
Le di agua y parte de una de mis barritas. Comí la mía mientras lo observaba recordando mi infancia. Cuando termine lo cargue en mi mochila y seguí mi camino en busca de un nuevo hogar.
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I.A.N
Science FictionNos encontramos ante la tercera y ultima guerra mundial que vera nuestro mundo. Hizo falta que la población quedara reducida a unos pocos miles para que se firmara aquel tratado que traería la paz. Pero el final de la guerra fue solo el principio...