iv.

11 0 0
                                    

A Daniel                                                North Bay, 28 de diciembre de 2017

Cada día tu recuerdo se hace más borroso, y a mí me parece bien.

Cada día me quiero un poco más, aunque tú ya no estés, y a mí me parece bien.

Cada día me olvido de ti un poco más, y a mí me parece bien.

Cada día te mueres un poquito más para mí, y todo el rastro de cosas que desordenaste en mí se arregla, y a mí me parece bien. 

Cada día te odio un poquito más y te quiero un poquito menos, y a mí me parece bien.



Últimamente me he amado tanto que me he tenido que replantear algunas cosas, muchas con respecto a ti. 

Por qué te quise tanto si me hiciste tanto mal.

Por qué te di tanto pero me llenaste tan poco.

Si alguna vez me enamoré de ti o fue todo un espejismo de mi corazón para engañar al dolor.

Por qué me hiciste eso.

Por qué me lo guardé para mí.

Por qué seguí contigo después de eso.

Por qué me transformé en todo aquello que las mujeres odian en sí mismas. Una actriz, una mentirosa, huyendo de la verdad y refugiándome en las mentiras y teatros. Nunca ninguna araña tejió tan bien una red de falsedades ni una serpiente escupió veneno tan dulce como yo lo hago. Sobreviví a ti.

Empezamos el año juntos pero lo acabaremos separados. Recuerda que este muro lo construiste tú. Ni siquiera eras alto, delgado y guapo.

No voy a hacerme la víctima. Voy a hacerme la Irene. Y si vuelves otra vez a mí con excusas baratas voy a aplastarte bajo esos tacones tan fantásticos que tanto odiabas que me pusiera. He vuelto, putas, y estoy mejor que nunca en todos los sentidos. Y tengo las cosas muy claras. Me hiciste más daño que amor me diste.

Te deseo lo mejor, cosa que ya tuviste, pero muy lejos de mí. 

No quiero volver a verte nunca jamás.


Mis mejores deseos,

Irene


Hasta siempre.

Cartas a DaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora