No funcionamos. Él no está funcionando.
No importa la cantidad de trabajo que deje de hacer por hablar con él. No importa el maquillaje perfecto que ponga en mi piel inocente. No importan los conjuntos dignos de pasarela que luzca cuando salimos. No importan los bálsamos de rosas que mis labios depositan en los suyos.
¿Qué he de hacer para que me mire? ¿Qué he de hacer para que me preste atención? ¿Qué he de hacer para que me aprecie?
Mientras él se va del país, yo me voy en coche. Con otro hombre. Otro hombre que me sonríe. Otro hombre que me recoge y desfila conmigo delante del público escolar. Otro hombre que me hace reír con bromas estúpidas, otro hombre que no teme lucirme.
¿Iré a la prom? Sí, iré. ¿Seré una reina esa noche? Sí, lo seré. ¿Quiero ir con él a la prom? No, no quiero. Pues si quieres lucir un conjunto, ¿acaso lo lucirías con un pelo horrible?
¿Qué me gusta de él? Me gusta que no sea español.
Me gusta que sea delgado.
Me gusta que sea inteligente.
No me gusta estar fuera de su lista de prioridades.
No me gusta que lo haga tan violento todo.
No me gustan sus maneras homosexuales.
Tú, Daniel, eres el único que ha quedado heterosexual tras mi paso.
¿Pero qué voy a hacer si yo siempre merezco más?
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Cartas a Dani
RandomTe echaba tanto de menos que le pedí al papel que me hablara de ti. Esto es lo que me dijo.