Caught: Sólo en mi mente

1. Esto soy yo

Elián

¡Hola! Me llamo... Bueno, no creo que haga falta decir mi nombre otra vez.

Vivo en la ciudad de Minnesota y pertenezco a la familia Edevane, la cual es una total basura.

Mis padres, Emily y James, pelean las 24 horas, ellos están separados, pero uno no quiere firmar el divorcio. Mi padre es un violento, muchas veces golpeó a mi
mamá o a mi. Lo odio con todo mi ser.

Mi hermana mayor llamada Abbigail muy pocas veces está aquí en la casa. Siempre se va con sus amigos y comienzan a fumar, tomar y por supuesto a drogarse.

Absolutamente nadie me presta atención. Podría irme de esta mugrosa casa y no lo notarían.

En la escuela soy uno de los mejores alumnos, con unas calificaciones bastante altas. Debido a esto soy el blanco de los típicos brabucones que molestan a todos sin ninguna razón.

La única persona en la que puedo confiar es en Leah, es mi mejor amiga desde que tengo memoria. Me ha ayudado a superar todas mis dificultades, es la mejor persona que existe en mi vida.

Mido 1,75. Soy delgado, tengo un par de ojos azules como el mar, y unas pecas por la zona de la nariz y las mejillas. Mi cabello está lleno de rizos color negro azabache y la piel blanca.

Además, tengo un don, un don que no cualquiera tiene.

Mientras duermo, puedo controlar mis sueños, puedo hacer lo que yo quiera.

Es mi forma favorita de escapar de la realidad, esa abominable realidad que hay en el mundo.

Es ahí donde realmente soy felíz.

Y para mí, es el mejor lugar del planeta.

Cada noche tengo un sueño diferente, nunca suelen repetirse, pero últimamente he tenido unos sueños muuuy raros. No cambian, todas las noches es lo mismo una y otra y otra vez .

Se trata de algo parecido a lo que es una aldea, repleta de seres extraños de todo tipo.

Lo que más me llama la atención de aquellos sueños, es que al final veo a una chica, algo de mi edad, con un vestido largo y blanco. Tiene alas de ángel, cabello largo color castaño y en el lado derecho de este un mechón rubio. Sobre su cabeza lleva una hermosa vincha con unas flores blancas preciosas.

Ella se acercaba a mi y me susurraba algo al oído, pero por más atento que esté, no podía escucharla.

Luego se alejaba, más y más, y de pronto...¡PUM! Todo se veía negro, y me despertaba.

Deseaba con ansias saber lo que aquella figura bella y siniestra quería decirme.