𝕰𝖑 𝕾𝖊ñ𝖔𝖗 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝕬𝖓𝖎𝖑𝖑𝖔𝖘- 𝕭𝖆𝖏𝖔 𝕬𝖘𝖊𝖉𝖎𝖔: 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈

Segunda Batalla De Dagorlad

El ejército avanzaba por Las Tierras Brunas cuando a Oropher le pasó una idea horripilante.

-Flordeluna.

-¿Sí?

- ¿Estás segura de que quieres combatir?

-Estoy muy segura.

-Esta batalla no será como aquella vez que enfrentaste a la chusma orca, aquí todo será de mayor magnitud.

-Oropher, amor, lucharé sea donde sea mientras sirva para defender a nuestra gente.

Acercó su caballo al de Oropher y lo besó.

Continuaron su marcha sin mayor novedad, pero cuando llegaron a Dagorlad... se quedaron mudos, una hueste de más de setecientos mil hombres se encontraba ante ellos, eran una mota de polvo al lado de aquella inmensa marea dorada.

Todos estaban vacilantes, pero Eldarion avanzó hacia delante junto a Eönwë.

-!Soldados, no os amedrenteís, ¿O acaso habéis olvidado porque vinimos hacía aquí? Vinimos porque no íbamos a dejar que destruyesen nuestras tierras¡ -Gritó Eldarion.

-¡Por cada uno de nosotros que caiga diez de ellos caeran! -Gritó Eönwë.

El discurso que ellos dieron se recordó durante mucho tiempo, ahora bien, la batalla empezó antes de lo que esperaban, el grueso del ejército corrió contra la hueste del Oeste, Eönwë no se quedó quieto y cargó el primero y detrás de él fueron los demás.

El choque no tardó en producirse y el sonido de gritos no se hizo esperar.

Los Rohirrim iban de un lado al otro del campo barriendo, pero con cada pasada diez Rohirrim morían, Celebrindal junto a Legolas repartía tajos con los que acababa con dos enemigos a la vez, Aragorn y Eldarion se abrían paso a golpe de espada.

Oropher daba espadazos con elegancía y estaba bañado en sangre debido a que, a su lado, Flordeluna ya perteneciente a la raza imperecedera amputaba los miembros de sus enemigos, Faramir y Éowyn se cubrían las espaldas.

Pero los hombres del este eran maestros de la lanza y muchos no podían hacer frente a esas lanzas, Haldir desesperado lideró a una parte de sus hombres de Lórien hacia el caudillo, Haldir llegó al caudillo y le hizo frente, parecía que le tenía contra las cuerdas y cuando iba a asestar el golpe mortal sintió una punzada en su espalda.

Así murió Haldir de Lórien, el más grande de los capitanes de Lothlórien, y su guardia fue muerta, el caudillo enbravecido avanzó entre las tropas hasta llegar a Eldarion.

Atacó por la espalda, Eldarion se giró y bloqueó el golpe, intento asestar golpes al caudillo pero se defendió, el caudillo atacó las piernas de Eldarion, este esquivó el golpe y continuó el choque de espadas, aquella lucha era digna de ser presenciada y ambos fueron recordados por aquel combate.

Del otro lado del combate gritos de hombres malvados aterrados se escuchaban, pero ninguno vió nada más que una espada dando estocadas y tajos a la velocidad del rayo.

De la batalla entre Eldarion y aquel caudillo se prolongó durante una hora más, pero el cansancio estaba venciendo a Eldarion, el caudillo bloqueó un golpe de Eldarion, y le arrebató la espada, lo tiró al suelo y pisó a Eldarion para inmovilizarlo, el caudillo de nombre Ulfast alzó la espada y Eldarion esperó el golpe mortal...

Pero nunca llego, porque escuchó el choque de dos espadas, abrió los ojos y vió una espada negra bloqueando la cimitarra de Ulfast que confundido y atemorizado preguntó.

-¿Quién eres?

- Yo soy... Túrin Turambar Dagnir Glaurunga.

Ulfast se atemorizó ante el Yelmo-Dragón, y Túrin de un rápido tajo cortó la cabeza de Ulfast, allí acabó la batalla porque al ver a su jefe morir los Hombres Del Este se replegaron al Este más profundo donde les esperaba Sauron.

Habían conseguido detener el ataque de Sauron, pero a un precio muy alto, marcharon a Minas Tirith y de los 313.500 soldados solo fueron a Minas Tirith 150.320 soldados.

El fin está cada vez más cerca...

Continuará.