Save Me | Capítulo 27 | "Un día lo encontraremos plantado al techo."

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Matt sonrió satisfecho, mientras observaba como Aarón se iba alejando hacía la oficina del director. Aimé me miró con odio y supe ahí, que la venganza llegaría tarde o temprano. Se fue con su grupo de amigas afuera de la cafetería. Matt volteó a verme, la preocupación reflejada en sus ojos.

— ¿Estás bien? Lamento no haber podido llegar antes.

—Si… Estoy bien… —murmuré por lo bajo.

Joshep apareció a su lado, sonriendo.

—Él es idiota de nacimiento.

—Oh, ¿en serio? No me había dado cuenta —dijo Chris sarcásticamente,

— ¿Quieres terminar de comer para irnos? —me preguntó Matt, omitiendo los comentarios de sus amigos.

—Está bien.

(…)

Luego de las clases, guardé algunos libros para poder estudiar para el examen que tenía mañana de biología y fui junto con Matt hasta su auto para poder irnos a casa.

Una vez allí, él me tomó de la mano y entramos, siendo recibidos por Sr. Tuko, quien maullaba y se restregaba en nuestras piernas, agitando la punta de su cola en alto. El ambiente se llenó de las risas de Jazmin, quien corría siguiendo a Sr. Tuko. El gato la miró y comenzó a correr, mientras seguía maullando.

— ¡Sr. Tuko! ¡Regresa! —Jazmin gritó, con una sonrisa plantada en su rostro.

Cuando pasó frente nosotros, Matt la agarro entre sus brazos y la alzó sobre su cabeza. Jazmin gritó por la sorpresa.

— ¡Matt, déjame!

—Deja al pobre gato —rió.

Sonreí, viendo la escena familiar desconocida para mí. Los maullidos volvieron, cada vez más cerca. Sentí como la bola de pelos clavó las garras en mis jeans y comenzaba a trepar por allí. Reí, mientras Sr. Tuko continuaba su recorrido por mi pierna. Matt dejó a Jazmin sobre su espalda, haciendo que sus finas y pequeñas piernas abrazaran su torso. Jazmin rió al ver al gato llegando por mi vientre y comenzando a trepar por mi abrigo. Yo no sabía qué hacer, solo reía algo nerviosa.

— ¡Gato malo! ¡Déjala! —gruñó Matt.

—Quiero ver hasta dónde llega —lo contradijo su hermana.

Sr. Tuko llegó hasta mis brazos, acurrucándose y escondiéndose entre ellos, ronroneando. Acaricie temerosa su lomo, mientras éste se arqueaba sobre mi mano. Jazmin aplaudió a gusto.

—Un día lo encontraremos plantado al techo —la voz de Sandy resonó en la sala, mientras salía de la cocina secándose las manos con un paño, sonriendo— Trepó la pared de alfombra que hay en la biblioteca. No se podía bajar y gritaba como loco. ¿O no, Jazmin?

—Sí. Papá tuvo que subirse a una silla para sacarlo.

Matt la bajó, poniendo sus pies devuelta al suelo.

— ¿Tienen una biblioteca aquí? —pregunté. Jamás había visto la casa completamente.

—Sí. ¿Te gustaría verla? —me preguntó ella.

Asentí con la cabeza sin vacilar.

—Matt, ¿Por qué no la llevas?

—Claro. Ve a dejar tu mochila a tu habitación.

—Vale.

Subí las escaleras y dejé la mochila sobre mi cama, aún sin soltar a Sr. Tuko. Matt estaba fuera, en el pasillo, esperándome.

—Es por aquí —señaló hacía otra escalera para ir a la planta superior. Lo seguí, observando cada rincón desconocido. 

Él me guió hacía una puerta doble en madera tallada. Sr. Tuko ronroneaba y aquel sonido resonaba por todos los pasillos del tercer piso de la casa. Matt las abrió y encendió las luces, dejándome ver las muchas estanterías de tres secciones donde había muchos, pero muchos libros.

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