secretos para ella.

pelo.

Capítulo 1: Supongo que si quería dejar de soñar con ella, debía hacerlo en algún lugar, tiempo o insomnio. No es necesario hablar de mi, no es la idea. Es de como me hizo sentir, de como vienen a la cabeza pensamientos que, en algún momento, surgen como un manantial en medio de la ciudad. Quiero ponerle nombre a lo que quiero relatarles, pero no lo tiene, no hay un conjunto que los agrupe que no lleve por nombre el de ella. “secretos con ella, sin que ella lo supiera” lo primero que se me viene a la mente, es su pelo. Te preguntaras, ¿por que su pelo?. ¿Por qué MI pelo?. Cuando la conoci, yo llevaba una vida bastante burda y común, niño raro que cree que aun tiene amigos. En fin, la conocí esa mañana, en un lugar que mas tarde mencionaré. Su pelo era corto. Corto. Nunca me habían atraído las chicas de pelo corto, pero ella. Ella. Ella hizo que me interesara. Es sencillo. Algo nuevo, algo que revolotea de aquí para allá, un ave encerrada en una jaula. Asi era ella. -pelo de pikachu-. Me reí. Ella era la buena para inventar nombres, personajes, historias como nunca las había conocido. -mi pelo es de pikachu-. Como si se hubiese electrocutado. Me gustaba su pelo. Siempre lo hizo. Inclusive cuando empezó a crecer y ella no lo cortó más. Era maravilloso verla con su pelo. -¿cepillo de pelo?. ¡Que mier… es eso!. Ella era lo natural, lo que ves al mirarte al espejo luego de despertar. Pero ella lo hacia ver mil veces mas hermoso. No se si se peina ahora. Aunque probablemente no, la conozco. O, la conocía. Segunda cosa que viene a la mente luego de su pelo. -hubieran visto sus mejillas al comer-. Literalmente podias creer que almacenaba comida ahí, tenia unas mejillas preciosas, de esas que te dan ganas de acariciar por horas, ella era un hámster. Era buena para comer, y sus mejillas la acompañaban. Siempre reía, siempre hacia locuras. Una vez, estábamos desayunando, y nos hicimos unos cafés con crema batida que había en el refrigerador. -oye, tienes crema en el labio-. Ella se da cuenta, finge que es su bigote, mira para arriba con esa expresión suya, y sonríe. Un plan que nunca se realizo, fue que ella quería hacer una semilla de girasol gigante, para ella agarrarla con las manos, y “comer” realmente pareciera un hámster. Era realmente alegre. Ella era la vida, yo, la muerte.