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— Buen día. — Dijo el peli azul mientras firmaba la tablilla registraba su hora de entrada.

— Buen día, C-915. — Respondió un Rick.

En el nuevo código de la policía, el presidente Morty agregó un nuevo puesto, que es de recepcionista, por ahora tomado por un Rick, pero con intención de capacitación para Mortys; con el fin de saber los horarios de cada agente y registrarlo. Como siempre, habían comentarios inconformes, otros agradecidos y otros a los que no les importaba una mierda, como a C-915.

Fue a su pequeña oficina y organizó el papeleo que hizo la noche anterior, la mayoría de ellos con gotitas de café. No importa que tanto haya bebido, cayó dormido.

Al poco tiempo, un Rick detective llegó por la investigación.

— ¿Tu tienes la carpeta del caso K-22?

— Si, aquí está, — Le dió el bulto de papeles junto con lo que él había analizado. — agregué algunas cosas.

— Está bien, ya puedes volver a tus antiguas funciones, cabo.

— Gracias, señor.

Volvió a ir con un superior para que se le asignara a un compañero. Lo dejaron solo nuevamente.

Armado, con las llaves de la misma patrulla y listo, fue a la puerta para dar un rondín y quizá encontrar algo de acción en alguna parte de la Ciudadela.

Cuando él salía, Morty llegaba. C-915 no lo vió pero el presidente no quitó su vista hasta que se alejó lo suficiente. Nuevamente en su auto presidencial, con sus gorilas cuidando su trasero y un traje color grisáceo. Vestía de tonos agradables a la vista y daba una impresión de confianza y amabilidad. A diferencia de ayer, los Ricks ya no cayeron en esa psicología del color y se acercaban desconfiados a sus entrevistas.

Los pocos Mortys que allí trabajaban, salían felices, como si hubieran ido a una plática motivacional y estaban llenos de energía. La mayoría de los Ricks salían cabizbajos, casi todos coléricos, furiosos de la sinceridad con las que eran atacados por el mandatario.

¿Haz trabajado para los traficantes de la Ciudadela? ¿Cuánto te pagan por corrupto? ¿Cuál de tus compañeros te ha inducido? Eran las preguntas más comunes que surgían después de tantas pláticas con los Ricks.

Ya terminado todo, Morty salió de la estación de regreso a la Cámara del Consejo de los Ricks, que ahora era el palacio presidencial. Allí era donde vivía el joven político.

Trajo de la estación todas las carpetas de los Ricks con los que hablaría mañana, entre ellos C-915, y las desparramó por el mesón de juntas.

— Hola, hola, hola... — Sacó el conjunto de papeles viendo la fotografía. — Al parecer por fin tendré la posibilidad de saber de ti más de cerca, no solo tu información básica.

Hojeó el manojo de papeles. Leyó más de tres veces el expediente y lo puso de lado. Cambiaba a los de dos o tres Ricks para volver a ese. Así estuvo hasta finalmente terminar de leer.

Llamó a sus asistentes para que guardarán los papeles y los organizarán dejando el de C-915 para el final.

Mientras Morty se preparaba para dormir, Rick llegó a la estación y entregó su informe del día. Un reporte de robo, una pelea en un bar y eso era todo. Fue un día aburrido para él. El caso de K-22 era llevado por un Rick detective y no había hablado con el menor.

Volvió a casa para hacer su rutina y acostarse y quedar dormido repentinamente. En un parpadeo ya estaba a su lado su descalzo Morty.

— Mañana es el día. — Dijo su gordo compañero parado en el umbral de la puerta.

— Ya se... — Respondió desganado y se sentó en sus almohadas.

— ¿Estás nervioso?

— ¿Por qué preguntas si ya lo sabes?

Morty soltó una carcajada seca que estremeció a Rick. Camino y se sentó en la otra esquina de la cama frente al mayor con las piernas cruzadas.

— ¿Ho-hoy n-n-no hay donas? — Cuestionó nervioso.

— No hay novato.

— Ra-ra-rayos.

— ¿Relájate quieres? — Lanzó un golpe a las manos del contrario. — Me estás contagiando tu temblorina.

— L-l-lo siento. — Sobó su piel y bajó la cabeza.

— ¡Déjate de preocupaciones! Mañana todo estará bien, eres un tipo justo, no hay razón para que te despidan.

— ¿Ni por matar a un Morty? — Lo miró a los ojos.

— Bueno... — Elevó la vista pensando algo para hacer sentir mejor al peli azul. — E-e-eso ya fue revocado.

Después de los intentos de Morty, se calmó un poco.

A la mañana siguiente, compró un café muy cargado, durmió toda la noche pero sintió que descanzo solo unos pocos minutos. Entró y firmó. En los casilleros, donde tomó sus cosas, había una lista del orden de entrada a las entrevistas. No sabía si tenía suerte o desdicha de ser el último en entrar.

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good bad cop {C-137cest}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora