Capítulo seis.

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El día de estudio llegó y un nervioso Shinji ya se ubicaba frente la casa de Kaworu. Tan solo una simple puerta era la que lo separaba de conocer el lugar en el que se su pareja empezaba y terminaba el día; el lugar más cercano a Kaworu. El pecho de Shinji rebosó de alegría, ese mismo día iba a escalar un paso más en su relación.

Sin más rodeos, tocó el timbre de la puerta del departamento.

En unos segundos la puerta fue abierta, mas no era quien esperaba, la enfermera Ritsuko estaba de pie frente a él.

—Buenos días, Ikari-kun. Kaworu me dijo que vendrías; realmente hubiera deseado ayudarte también, pero tu llegada ha coincidido con mi otro trabajo.—Se apresuró en decir mientras acomodaba algunas cosas en su bolso.

Un corto beso fue depositado en la mejilla de Shinji causándole un ligero rubor en las mejillas, los japoneses acostumbraban a ser más reservados en lo que espacio personal se refiere. Ritsuko río ante esa predecible reacción y marchó tan rápido como apareció en la puerta.

Shinji la vio irse y no evitó ponerse más nervioso ante la idea de que ahora los dos iban a estar solos dentro.
—Disculpen...—Se quitó los zapatos como era tradición allí.

Una vez haber cerrado la puerta, comenzó a observar con gran curiosidad cada detalle de la casa, le llamo la atención que no haya absolutamente ninguna foto de Kaworu ni de Ritsuko. A simple vista, pareciese que no viviese nadie dentro por el ambiente solitario que transmite.

Se decepcionó un poco ante ese detalle, tenía más expectativas acerca de la casa en la que vive su pareja. Con un suspiro decidió dejarlo pasar y se encaminó hacia la habitación con las luces encendidas, una vez allí tocó la puerta.

—¿Kaworu-kun?

—Shinji-kun, te estaba esperando.

Kaworu lo invito a pasar y Shinji entró con cierta timidez, sosteniendo la variedad de cuadernos con los que iba a estudiar.

—Ah, deja esto aquí.—Tomó los cuadernos de sus manos y los puso en el escritorio.

—Gracias por hacer todo esto.—sonrió avergonzado.

—No necesitas agradecer, Shinji-kun. Sabes que yo haría todo lo que esté en mis manos para ayudarte.

(...)

Había pasado un largo rato desde que Shinji puso un pie en la casa.
Kaworu notó que el castaño comenzaba a tener sueño apenas terminaron con el curso de matemáticas, debido a esto se acarició la sien pensativo. Se preguntaba que debería hacer para mantenerlo fuera de la somnolencia.

—Despierta, Shinji-kun.

—¡Ahhh, lo siento! Seguiré resolviendo..

Kaworu suspiró con diversión por su reacción.

De pronto algo llamó su atención, la vista de Kaworu bajó hasta los muslos descubiertos de Shinji, el short que llevaba era corto por la sofocación del sol en el día, no se hubiese dado cuenta de aquella minucia sino fuese por el rápido movimiento de Shinji al revolverse en su asiento cuando lo llamó.

A Kaworu se le ocurrió una buena idea para alejarlo de su estado somnoliento.

Sin algún aviso previo, deslizó su mano por toda la extensión del muslo ajeno, Shinji obviamente se dio cuenta de ello y juntó sus piernas avergonzado. La caricia que comenzó a recibir en sus muslos lo distrajo en su tarea de calcular las operaciones correctamente, sin embargo no detuvo sus acciones.

Kaworu sentía que no estaba complacido del todo, la misión de mantenerlo despierto rápidamente había alternado a una satisfacción personal, simplemente contenerse ante un Shinji tan tentador estaba fuera de su control. Lo cargó y sentó en sus piernas quedando cara a cara el uno a otro, Shinji ante esa repentina posición hizo un ademán de cuestionarle, pero su novio no le dejo pronunciar ninguna palabra ya que una vez lo tuvo sujetado dulcemente del mentón, el sumiso rostro de el castaño pareció comprender sus intenciones.

El culpable de unir sus labios esta vez fue Shinji, aquel pasado beso le trajo muchas sensaciones embriagantes, así que quería recrear de nuevo esa sensación junto a él. No faltó mucho para que un grácil beso pase a uno totalmente apasionado.

El castaño comenzó a revivir la exaltación que le otorgaba la lengua de Kaworu. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvieron ese tipo de intimidad; el día en el que ambos declararon su amor por primera vez, lo recuerda con mucha estima.

Kaworu lo apretó más contra si y se separó del beso para apreciar el bello rostro de su amado  cuando tiró y manoseó los pezones de Shinji por encima de la ropa.

—¡Ngghmm!—gimió como respuesta.

Kaworu había descubierto la zona erógena de Shinji desde el acontecimiento pasado, y eso le empezaba a excitar también. Lamió el cuello de Shinji mientras le succionaba aplicando fuerza por unos segundos para posteriormente sonreír admirado ante la notoria marca.

Todos los sentidos de Shinji se sentían tan sometidos hacia el mínimo roce del contacto ajeno, su cuerpo temblaba por el goce de las constantes lamidas y caricias. ¿Cómo es que podía sentir tanto placer en apenas unos minutos?

El de cabellos blancos movió un poco su pelvis debido al extraño calor que percibió bajar desde su abdomen, a ese hecho disminuyó intencionalmente la cercanía entre sus partes bajas y a circunstancia de ello, percibió el escalofrío del otro cuerpo cuando sus intimidades chocaron, era caliente.

—¡Hng!
Para el moreno no era novedad que le avergonzasen los propios sonidos que escapan de él sin voluntad propia, desde luego que que no podía dejar de sentir su cuerpo tan sensible ante el placer de Kaworu, quien ya había empezado una fricción lenta entre sus excitaciones, incitándolo a gemir más.

—Shinji-kun... me haces sentir tan agradable con este deleitante contacto, permíteme avanzar más la próxima vez.

Nuevamente antes de que pudiese recibir respuesta, silencio sus labios con un húmedo beso sin detener el frotamiento en ningún momento, Shinji con el cuerpo tenso se aferraba a Kaworu. Las manos de el albino alzaron su camisa tocando con más vehemencia los rosados y duros pezones. Con esas únicas acciones de parte de él, Shinji sentía que era su límite sentir tanta excitación, sus ojos dieron indicio de lagrimear producto de ello, así que se obligó a cerrarlos.

Ambas mascunilidades empezaron a mojarse sobre la ropa, Kaworu con su otra mano había comenzado a pasear su pulgar sobre la erección que estaba creciendo dentro de la ropa interior de Shinji, quien tuvo que retener los gemidos en el beso; finalmente, unas placenteras lágrimas se resbalaron por su mejilla.

—¡Hyyah!
El peliblanco detuvo sus acciones cuando fue consciente de un mayor relajo en el cuerpo de Shinji  y apreciar más húmedo la zona caliente. Sonrió con suficiencia por el gemido que rozó lo femenino de su pareja, mas no hizo habla de ello.

—Te prestare ropa interior y pantalón, no te preocupes.—Dio un beso largo a Shinji, quien abochornado no tuvo de más que asentir cabizbajo, él también había escuchado muy bien el grito que se le escapó sin querer.

—L-Lo siento por ser tan ruidoso, Kaworu-kun.—
Se sintió llorar de la vergüenza frente a él, presiente como su propia figura masculina se va desvaneciendo con cada sollozo.

—No llores, Shinji-kun. No deseo sonar fuera de lugar, pero me encantan los sonidos que haces; todo lo que venga de ti, siempre lo admiraré. Te amo.—sonrió con el fin de transmitirle sinceridad a su pareja, y así fue; Shinji había dejado de llorar y la humedad de sus mejillas fue reemplazado por un tierno sonrojo. Kaworu siempre encontraba las palabras correctas para calmarlo.

Tres son multitud | KawoShin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora