Desmoronado

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El salón de clase estaba sofocado, el ambiente enrarecido no ayudaba. Quizás era sólo el joven el que lo sentía así. La voz de la maestra se oía como un grueso susurró, lineales independientes y ecuaciones y matrices.
"No entiendo lo que dice" pensó el joven, aunque veía atentamente a lo que la profesora anotaba en el pizarrón, todos sus compañeros hacían lo mismo, en silencio.

El joven se rasco la cabeza "No entiendo como hizo eso" volvió a pensar el joven, se volvió a rascar la cabeza con más fuerza y un poco de caspa cayó al suelo.

"No sé de donde sacó ese número" se dijo tratando de descubrirlo, puso ambas manos sobre su cabeza y sintió que su cráneo se había encogido. Tenía comezon. Se rasco más veces de las que podía contar.

-Fernández ¿Quiere pasar al pizarrón a resolver esto?- El joven no respondió, en el suelo una montaña de polvo blanco se había acumulado alrededor de su mesa banco, sólo veía al pizarrón, no a la maestra, esta miró detrás de él, y sólo encontró un espacio vacío donde debía estar su cráneo. La chica detrás de él estornudo.

-Salud, Brisa- dijo la maestra.

-Lo siento soy alérgica a las conciencias vacías- respondió la joven, que llevaba un suéter ligero y un gorro en su cabeza, estaban a principios de febrero.

-Estos muchachos, se desmoronan por cualquier cosa- tomó al joven como si de un trapo se tratara y lo lanzó por la ventana. Entonces el viento recogió la conciencia del joven y la arrastró hasta la puerta.

-Eso es todo por hoy, no olviden la tarea- dijo la maestra y todos en el salón salieron.

-Tal vez puedas hacer algo Brisa, piensa en el agua- habló Viento cargando con el polvo.

Brisa corrió y bajó escaleras hasta llegar al jardín de pasto y árboles que estaban al lado del edificio, pues el salón estaba en un segundo piso. Detrás de ella una ráfaga de viento traía un polvo que terminó en una bola al lado de la joven.

Brisa tomó una botella de plástico que encontró en el suelo, luego la llenó de agua en una llave, mojó la montaña y la revolvió hasta lograr hacer una bola, se acercó al cuerpo de su compañero que estaba en el suelo inmóvil.

-¿Crees que funcione?- preguntó nerviosa tratando de poner esa conciencia en su lugar.

-No pierdes nada con intentarlo- le dijo Viento.

La joven al lograr dejar el cráneo donde debía, volvió a llenar la botella de agua y se la lanzó en la cara al joven que despertó sentándose de golpe y aspirando todo el aire que pudo, su pecho subía y bajaba con fuerza.

-¿Estás bien Armando?- le preguntó al joven y le extendió la mano.

El joven sacudió la cabeza como negando, luego se tocó el cráneo que aunque ya se encontraba completo y en su lugar, la falta de cabello era notable, formando una dona de cabello en su cabeza pues  solo quedaba su coronilla, parecía un fraile franciscano.

Al fin aceptó la mano de la joven asistiendo.

-¿Qué te pasó?- la joven se encontraba preocupada, aunque al parecer a nadie más le importaba, era común que aquello pasara.

-Creo que ha sido el estrés, falta de agua, y tengo problemas con la clase- Armando se sacudió el pantalón.

-Bueno, puedes agregar falta de cabello a causa de eso- Brisa trató de contener una carcajada. El joven volvió a tocar su cabeza.

-Rayos, tardará mucho en volver a crecer- Brisa se tapaba la boca al verlo así.

-No te preocupes- al poder controlarse, se quitó su gorro y con ambas manos lo puso en la cabeza del joven, era un gorro azul con una bola de peluche café encima.

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