Cazadores

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Llevan un rato en el gran salón, discutiendo sobre el renacimiento de los cazadores, creyeron ya haber acabado con ellos o que ya se habían rendido. La nueva información entregada por el nuevo miembro de la aldea, así es Estoico ha decidido integrarla por unos días, en lo que busca a su amiga.

Debido a sus heridas e insistencias fue encerrada, para su desgracia. Ahora los jinetes intentan hallar la forma de recuperar al dragón.

— Cazadores—murmura Astrid—. Ya no debería haber.

— Eso es lo que me preocupa—dice Hipo.

— Si todavía están eso quiere decir que los dragones aún no están libres—menciona Patapez.

La puerta es abierta, asustados se levantan al verla parada y con las sogas en la mano. Astrid se acerca con su arma en mano, si logró escapar eso da entender que ha estado encerrada en diversas ocasiones.

— Por su forma de hablar da a entender que se han metido con los cazadores.

— ¿Como escapaste? —murmura Patan.

Astrid se acerca siendo detenida por los dragones. El escucharlos gruñir a su amiga la hace retroceder, mira a su pareja quien esta nervioso y eleva los hombros.

— Suelo estar la mayor parte secuestrada, no es de otro  mundo—murmura sin interés.

— Es bueno ver que nuestros dragones te consideran parte de nuestro rebaño—dice Hipo.

Ladea la cabeza confundida. Suspira al sentir la respiración del pesadilla, olvido ese pequeño detalle. Gruñe antes de voltear a ver a las criaturas quienes se alejan volando dejando atónitos a todos, los gemelos se acercan entusiasmados.

— ¿Como hiciste eso?

— ¿Puedes hacerlo con mas dragones?

— ¿Puedes hacerlo con vikingos?

Hipo y Astrid los aparta dándole un respiro. Patapez se acerca mirando con detalle parte de las prendas, logrando ver escamas en partes estratégicas. Patan se acerca de forma imprevista logrando enfadar a la azabache.

— Lo alejan o lo mato.

— Patan—dice Astrid cruzando los brazos.

Lo ven alejarse, sueltan una carcajada que enfada al vikingo. Brutacio hace un comentario que le gana un golpe de su gemela. Los cazadores la usaran o venderán, los jinetes creen que serán ambas, por lo que intentan convencerla de no ir. 

Estoico llega a lado de bocon. Menciona algo que desconcierta a Hipo, una nota de rescate indicando con exactitud que es lo que necesitan. Los dragones regresan entregando un pedazo de tela, aquel trozo es reconocido por los jinetes.

— Malditos—murmura apretando la tela.

— ¿Qué buscan con exactitud? —cuestiona Astrid.

— Si la llevan buscando, eso indica que has estado detrás de ellos—menciona Patapez.

— O que te hayas llevado—complementa Patan.

La azabache mira a las criaturas quienes se alejan y van con sus respectivos jinetes. Suspira llevan la mano a la nuca, algo que no pasa desapercibido para el jefe, quien se acerca.

— ¿Hay algo que decir?

— En realidad tengo algo que ellos llevan buscando—murmura viendo el suelo.

— ¿Qué es lo que quieren? — pregunta Astrid.

— ¡Es suficiente! 

Estoico grita, algo que aturde a la azabache. Da por terminada la conversación, algo que alivia ala nueva integrante, debe descansar y no pensar en escapar. Como jefe ordena que germanesca en su casa, para que este segura, así evitando que algún cazador que se haya escondido pueda lastimar.

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